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lunes, 26 de enero de 2015

LA GRAN TORMENTA DE 1978

El lunes seis de enero de 1978 por la mañana, los residentes de Connecticut, fueron a sus trabajos sabiendo que habría una tormenta de nieve según lo habían anunciado los noticiarios de  a través de sus meteorólogos de los dos únicos canales de televisión comercial, el 30 y el 3.
De acuerdo al interesante libro del experto en las condiciones del tiempo, Mel Goldstein, y que se titula “Connecticut Climate Book,” con la tecnología de aquellos tiempos fue posible predecir el fenómeno atmosférico, pero no los alcances de una tormenta que comenzó a caer al mediodía del seis de enero.“
Fue un invierno memorable porque en enero otra copiosa tormenta provoca el derrumbe del centro Cívico de Hartford causando expectación en los residentes y autoridades,” dice Goldstein.
“Hice un llamado telefónico a mi esposa (en ese tiempo no existían los celulares) a las once de la mañana y me dijo que la escuela Quirk cerraría al mediodía debido a la tormenta y que la fuese a buscar,” dijo un consejero escolar que salió de su trabajo localizado en la calle Bedford del norte de la ciudad y que se encontró con el comienzo de una ventisca con grandes copos de nieve que se comenzaron a acumular rápidamente en las calles. Aunque se demora en recoger a su esposa, el problema fue llegar a la calle Lawrence adyacente a la calle Park ya que la acumulación y el tráfico de automovilistas que salían con empleados de sus trabajos, transforma el viaje de diez minutos en una odisea de más de una hora.
Las compañías de seguro, factorías y otros establecimientos comerciales no permitieron que sus trabajadores dejaran sus oficinas y talleres, y ya a las tres de la tarde miles de automovilistas se vieron prácticamente atrapados en las entradas de las carreteras 84 Este y Oeste, y 91 Norte y Sur. Algunos de ellos permanecerían horas en sus coches incapaces de moverse debido a las barreras de vehículos detenidos debido a la nieve caída, y a la incapacidad de los tractores limpiadores de nieve de poder ingresar a las carreteras.
La entonces gobernadora Ella Grasso, trata de llegar alrededor del mediodía a su puesto en la Armería de Connecticut situada en la avenida Capital donde funcionaba el cuartel general de emergencia, pero tuvo que caminar una milla debido a que su automóvil no pudo avanzar porque la nieve alcanzaba acumulaciones de seis a diez pulgadas. De este modo llega al Comando de Control de Tormentas y conoció los alcances del fenómeno que además de la nieve, azotaba a Connecticut, Massachusetts y Rhode Island con vientos de hasta ochenta millas por hora que impedían la visibilidad.
Debido a la situación, la gobernadora se vio obligada a cerrar las carreteras e iniciar el rescate de automovilistas atrapados en sus vehículos durante la tormenta que dura 30 horas. Los trineos motorizados para deslizarse por la nieve habían recién aparecido y con ellos se hizo esfuerzos para rescatar a los motoristas atrapados. La confusión y ausencia de noticias acerca de padres, madres o hijos que no llegaban a sus casas o departamentos, creo una sensación de desastre e impotencia, quizás semejante a las emociones que sufrieron las víctimas del corte de energía eléctrica en octubre del 2011 que deja prácticamente a todo Connecticut sin luz.
Más de cien personas fallecieron producto del fenómeno climático y el presidente Jimmy Carter declara a Connecticut en estado de emergencia, enviando a 500 soldados de la Guardia Nacional estacionados en Texas para ayudar a la limpieza de las carretas y rutas, y a la remolcación de vehículos abandonados por sus dueños que caminando lograron llegar a sus hogares. Walter Martínez y Omar Aguilera a través de la radioemisora WRYM de New Britain cumplieron su labor de informar y orientar a la radio audiencia de habla hispana, pero tuvieron que caminar desde sus hogares para trasmitir las noticias e informaciones que en esos tiempos llegaban vía los teletipos.
“Trabajamos 30 horas seguidas para informar a la gente, responder las llamadas telefónicas y comunicar la consigna de ese momento: no salga a la calle ni guié su vehículo hasta nuevo aviso,” nos dice Omar después de más de tres décadas de esos desastrosos tres días con la tormenta y los siete días extras que toma normalizar la situación en las carreteras y aeropuertos.
En es ese tiempo los pequeños negocios cumplieron una labor extraordinaria vendiendo víveres a sus clientes que caminaban por la nieve hundiéndose hasta las rodillas para conseguir pan, leche y provisiones.
“Fueron momentos de incertidumbre y los periódicos sufrieron atrasos en la producción de diarios y semanarios debido a la imposibilidad de distribuirlos o de que sus empleados llegaran a sus empleos. En esos tiempos las fotos Polaroid nos ayudaron a enfrentar la situación ya que por los apagones los cuartos oscuros de revelado no podían utilizarse,” dijo Alejandro que en 1978 trabajaba para un semanario de Manchester.
Mucho se aprendió con esa experiencia ya que las grandes corporaciones, escuelas y universidades toman ahora medidas preventivas y permiten que cuando hay anuncios de tormenta, su empleados puedan salir más temprano de sus trabajos y llegar seguros a sus hogares. La tecnología actual ha permitido prever con mayor exactitud los alcances de estos fenómenos atmosféricos para lo cual los satélites ayudan a medir el tamaño de las tormentas y aviones especializados ingresan al interior de las tormentas para analizar sus características y alertar a las autoridades y población.
Sin embargo la región de New England se ha caracterizado por cambios imprevistos del tiempo y datos fidedignos muestran que una gran tormenta afecto a Connecticut en 1888, que ha habido grandes inundaciones antes de que se canalizaran los brazos del rio Connecticut en Hartford, y que tan temprano como 1716 y 1718, las colonias inglesas debieron soportar severos azotes de ventiscas y nevadas que están descritas en las crónicas de esos tiempos.
La posibilidad de poderosas tormentas dado el cambio climático, fue mencionado por el presidente Obama y por lo tanto las autoridades han acentuado su atención en prevenir posibles desastres.
Los múltiples medios de comunicación, una mayor cantidad de radios y estaciones de televisión que transmiten en idioma español, las redes sociales, el internet y otros medios de comunicación virtuales; están ahora ayudando a mantener una comunicación fluida evitando así mayores calamidades, sin embargo siempre está el factor de lo imprevisto para lo que se deben tomar medidas de prevención y los gobiernos municipales y estatales prepararse para lo peor, pero sin provocar pánico.

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