Es más que probable que fuera una de las modelos más atractivas de su época. Su vida fue un torrente de conflictos, alcohol, éxito y oscuridad. Su figura encandiló a modistos, a empresas y a periodistas. La joven no dejó indiferente a nadie ni durante los setenta ni durante los ochenta. Su llama se apagó a mediados de los años noventa. Así fue Margaux Hemingway, nieta del legendario Ernest Hemingway…
Margaux nació en Oregón en 1954. Casualmente, su nombre original era Margot, pero cuando la joven se enteró años más tarde que su padre Jack -hijo mayor de Ernest- había estado bebiendo el vino Chateau Margaux cuando ella fue concebida, se cambió su nombre de pila por el del susodicho “néctar”. Se puede decir que la joven además de sus problemas bulímicos, siempre estuvo marcada por su alcoholismo y sus continuos ataques depresivos, en parte por las constantes comparaciones a las que le sometía su madre con respecto a su hermana pequeña, la actriz Mariel Hemingway .Desde muy niña, durante su infancia en la granja familiar de su abuelo en la cual creció, en Idaho, tuvo graves trastornos y ataques epilépticos. A principios de los setenta, ya siendo una mujer hecha y derecha, la joven consiguió su primer contrato como modelo para Fabergé -su 1’80 de estatura, además de su rostro angelical fueron factores clave-; más tarde comenzó a ser una de las primeras modelos-portada de revistas como Vogue, Cosmopolitan o Harper’s Bazaar.
En 1975, Margaux fue portada del Time, revista que la bautizó como la nueva Supermodelo de Nueva York. La joven fue poco a poco introducida en los mundos del Yoga y el Kundalini, lo que durante un tiempo le dio la paz interior que ansiaba con todo su corazón. Por desgracia, sus continuas juergas y fiestas a finales de los setenta en el Studio 54 -mítica y prestigiosa discoteca de Nueva York-, al lado de amigos como Liza Minnelli o Andy Warhol, la convirtieron poco a poco en adicta al alcohol o la cocaína. Margaux tuvo dos matrimonios durante su vida, el primero fue con Erroll Wetson, el segundo con Bernard Foucher. En ambos casos el divorcio vino de la mano de graves problemas debido a las “explosiones mentales” de la joven modelo, a su adiccción al alcohol y las pastillas, y a las infidelidades a las que sometió a sus maridos.
Su chamán espiritual y maestro en los caminos que recorrió de filosofía zhen fue Zachary Selig, hombre con el que ella siempre contó pero con el cual nunca pensó en acostarse
Gracias a Selig conoció al todopoderoso Yves Saint Laurent, al genial fotógrafo Francesco Scavullo o a la dictatorial Anna Wintour, con la cual siempre mantuvo una amistad fiel y férrea. En 1987 ya era una de las modelos mejores pagadas del mundo, por desgracia, las relaciones con su madre -la cual estaba aquejada de un cáncer- no mejoraron hasta que ésta murió un año más tarde. En mayo de 1990, cuando muchos pensaron que se había retirado, volvió a aparecer para ser portada de la revista Playboy. Por supuesto, para este último gran trabajo contó como director del proyecto con su gran amigo y confesor Selig al cual ya conocía desde hacía muchos años.
Margaux Hemingway apareció muerta en su apartamento de Santa Mónica, en California, en 1996. Sobredosis de fenobarbital. Tenía 42 años. Su rostro siempre será recordado como una de las primeras supermodelos que hubo a nivel mundial. Al igual que su abuelo Ernest, marcó un antes y un después en su campo. Él lo había conseguido en la literatura, ella lo consiguió en la moda…
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