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jueves, 5 de febrero de 2015

JOAN PUYOL "GARBO". El espia español premiado por los dos bandos.

Juan Pujol Garcia, armado de unos recortes de prensa, tres guías y una portentosa imaginación, se convirtió en un espía decisivo para el desenlace de la II Guerra Mundial, al convencer al Alto Mando alemán de que el desembarco de Normandía era una mera diversión. Pero ...¿cómo lo hizo?
Juan Pujol García había nacido el 14 de febrero de 1912 en la barcelonesa calle Muntaner, provenía de una familia de clase media, católica y de creencias políticas liberales. En la Guerra Civil combatió en ambos bandos –se pasó de los republicanos a los nacionales– pero no necesitó disparar un solo tiro en ninguno, según su propia declaración. De su tránsito por ambas trincheras salió siendo un convencido antifascista y anticomunista, un escéptico que odiaba a los totalitarismos en general. Estas convicciones hicieron que, al iniciarse la II Guerra Mundial en 1939, decidiese involucrarse directamente en el conflicto. Así en 1940, ni corto ni perezoso se dirigió a la embajada británica en Madrid para ofrecerse como espía.
Por razones obvias fue rechazado en varias ocasiones, de modo que tomó una curiosa determinación: presentarse a la inteligencia alemana como un funcionario del gobierno español de tendencias pro-nazis. Tras algunas dudas iniciales, fue aceptado y le impartieron un curso intensivo de espionaje, que incluyó la escritura cifrada. El servicio de inteligencia alemán necesitaba con urgencia agentes para informar del movimiento de los buques aliados.
Pujol es destinado a Portugal. Armado de una copia de la Guía Azul de Inglaterra, una obra de la Royal Navy, una guía de ferrocarriles, y algunas revistas encontradas en la biblioteca local, inventa informes tan impresionantes que consigue que parezcan provenir de Londres.
La reacción de los británicos no se hace esperar: al enterarse de que Pujol trabaja para el III Reich, los servicios secretos de Su Majestad mueven pieza y lo captan para el contraespionaje. Sus dotes para la interpretación facilitan la elección del alias: ‘Garbo’ entra en escena. Así el 14 de junio de 1941, contratado ya por el MI5 para su sección ibérica, ‘Garbo’ llega a Liverpool. Tommy Harris, oficial de habla española al frente de dicha sección, le toma bajo su mando.
La asociación entre los dos agentes hará historia. Codo a codo, en 1944 ya habían logrado crear una red ficticia de 27 subagentes dotados de una existencia tan ficticia como verosímil. A través de ellos y vía Madrid, fueron capaces de transmitir al servicio de inteligencia alemán información del calibre necesario para ganarse la confianza de los nazis.
Ese año se inició la llamada Operación ‘Fortitude North’: en enero los alemanes informan a Pujol de que los aliados se están preparando para acometer una invasión a gran escala en Europa y le requieren a fin de que les mantenga informados. El Alto Mando Alemán se hallaba en lo cierto: los planes británicos y estadounidenses para la invasión de la Europa ocupada estaban en marcha. Para ocultarlo, los aliados desplegaron un maquiavélico plan, al que dieron el nombre en clave de ‘Overlord’, con la colaboración esencial de Garbo. Entre enero y el día D, más de 500 mensajes de radio se cruzaron entre Garbo y Madrid, que él directamente retransmitía a Berlín. El objetivo era crear una elaborada maniobra de distracción: una vez seleccionado el punto de desembarco de la fuerza invasora, se debía convencer a Alemania de que el verdadero punto de ataque se hallaba mucho más al norte, en el Paso de Calais.La estratagema entrañaba aún un último y elegante golpe de efecto: el MI-5 dio instrucciones a Garbo para que Arabel( nombre con el que era conocido en Alemania) transmitiera la información del desembarco de Normandía cuatro horas antes de su realización.
Engañó de tal manera al alto mando hitleriano que le exigió, y lo consiguió, que no moviera sus divisiones acorazadas de Calais, porque el ataque sobre Normandía era “tan solo una vasta operación aliada de distracción, encaminada a desproteger el lugar donde se produciría horas después el verdadero desembarco aliado”.
Hitler tragó el anzuelo. Las tropas germanas combatieron ferozmente en el litoral normando, pero el empuje aliado fue más vigoroso y aquellas fanáticas huestes de Hitler no recibieron el apoyo acorazado necesario para detener la irrupción aliada, a la espera de un desembarco en Calais que nunca llegaría.
Pujol no sólo salió indemne de la compleja trama, sino que en diciembre de ese mismo año fue informado de que había sido galardonado con la Cruz de Hierro por el Führer por sus ‘servicios extraordinarios’ a Alemania. Ese mismo mes fue galardonado con la Cruz de Miembro del Imperio Británico, convirtiéndose en la única persona en serle concedidas ambas condecoraciones.
Pujol, el espía más imaginativo de la historia, desaparece. Se le da por muerto hasta 1984, fecha en que el diario inglés “The Mail on Sunday’, con motivo de la celebración del 40 aniversario del ‘Día D’, destapa su increíble trayectoria, supuestamente desconocida incluso para su propia familia.
Juan Pujol falleció en Caracas, donde se había refugiado temiendo represalias nazis, a los 76 años. Su gesta… ¿es fruto de su ingenuidad o de su ’humanidad’? ¿Héroe o inconsciente embaucador? En cualquier caso, el espía catalán más famoso de todos los tiempos consiguió convertirse en leyenda.

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