Allá por el mil quinientos
En el pueblo de Morón
le enseñaron a Don Juan
una importante lección.
Enfrentabanse dos bandos
en un pueblo de Sevilla
y la Audiencia decidió
terminar con las rencillas.
Después de muchos intentos
mandaron allí a Esquivel
llamado Juan, a más señas
tenía el cargo de juez.
Orgulloso iba diciendo
a todo el que le escuchara
que no cantaba otro gallo
en el sitio que él cantaba.
Tanto insistiera en la frase,
le pusiera tal empeño
que el sobrenombre de "El Gallo"
le dieron los lugareños.
Cansados ya los vecinos
de escuchar sus tonterías
para acabar con el tema
se convocaron un día
Al camino de Caniles
con engaños lo llevaron
y en cueros vivos, sin ropa
entre todos lo dejaron.
Con las varas de acebuche
le "invitaron" a marcharse
mientras algunos pedían
que el magistrado "cantase"
Y vaya si el juez cantó
que al cabo de poco tiempo
de aquel pueblo se marchó
Desde que esto aconteciera
y como comparación
a los que necios prepotentes
les dicen esta canción:
"Anda que te vas quedando
como el Gallo de Morón
sin plumas y cacareando
en la mejor ocasión"
Un consejo a los que vayan
a Morón de la Frontera
No olviden la educación
ni se meta entre dos
porque si no, lo echan fuera
En otros sitios hay gentes
que aguantan las simplerías
en Morón, por si las plumas
no te andes con chulerías.
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