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sábado, 2 de marzo de 2013

EFEMERIDES: 2 DE MARZO DE 1498. Vasco da Gama alcanza Mozambique.

Navegante y explorador que abrió para los portugueses la llamada ruta de las especias, que rodeaba el continente africano hasta alcanzar la India. La figura de este gran marino portugués, inmortalizado por el poeta Luis Vaz de Camoens (Camoes) en su epopeya Os Lusíadas, es equiparable a la de Cristóbal Colón o Magallanes, y resulta fundamental para comprender las transformaciones comerciales que se operaron en Occidente a lo largo de los siglos XV y XVI.
Vasco da Gama nació en Sines, pueblecito situado en el Bajo Alentejo. Su padre, llamado Esteban, era de noble linaje y gozaba de una excelente reputación en la corte. Su madre, doña Isabel Sodre, quiso que el segundo de sus hijos, Vasco, se preparase para seguir la carrera eclesiástica, pero a pesar de los designios maternos el joven decidió, juntamente con su hermano Paulo, vincular su vida a los negocios del mar.
Desde temprana edad, Vasco da Gama pudo entregarse de lleno a la vida marinera, participando en varias expediciones a la costa africana y dando en ellas prueba de una gran capacidad. De este modo, la experiencia y la fama adquiridas fueron suficientes para que, tras realizar estudios de matemáticas y cosmografía, fuese nombrado capitán.
Un episodio aventurado vino a acentuar su prestigio como navegante. En 1493, los franceses apresaron una nave portuguesa cargada de oro procedente de una de las posesiones lusas en la costa africana, Costa da Mina. Vasco, nombrado comisionado por el soberano para embargar como represalia los barcos franceses anclados en sus dominios, llevó a cabo su misión con notable rapidez y acierto, llegando a embargar diez de estas naves sólo en el puerto de Lisboa. Presionado tan eficazmente, el rey francés Carlos VII se resignó a devolver el barco apresado sin que faltara un ápice de su cargamento.
A partir de ese momento, Vasco atrajo especialmente la atención oficial. En 1495, la muerte sorprendió a Juan II y el trono pasó a su heredero, Manuel I el Afortunado. Recogiendo un ambicioso proyecto de su antecesor, el nuevo monarca organizó una expedición que debía ir a la India contorneando África. En ese momento parecía claro que era posible franquear el extremo sur de África y llegar hasta el Índico, como lo había demostrado diez años antes Bartolomé Díaz. Estaba en juego el comercio de especias, ya que las rutas, en aquel momento, eran controladas por los árabes. Con ello se pretendía además equilibrar la ventaja que el descubrimiento de Cristóbal Colón había ofrecido a España.
El nombre de los Gama se barajó desde un principio entre aquellos más idóneos para dirigir la difícil travesía; en 1496, Esteban da Gama fue elegido para ello, pero su repentina muerte hizo que sus dos hijos asumieran "el honor y el peligro" de encabezar la difícil empresa.
El 8 de julio de 1497, Vasco da Gama partía de Lisboa al frente de 200 hombres y 3 barcos, el San Gabriel, el Bernio y el San Rafael. La expedición no bordeó la costa africana occidental (como era costumbre), sino que se adentró en el Atlántico navegando hacia el sur desde Cabo Verde y girando luego al este para alcanzar el sur de África. En noviembre llegaron al extremo meridional del continente africano, llamado por Bartolomé Díaz cabo de las Tormentas, en alusión al continuo estado de agitación de aquellas aguas donde se encuentran los océanos Atlántico e Índico, y rebautizado por Juan II con el sugestivo y profético nombre de cabo de Buena Esperanza.
A mediados de noviembre de 1497, la flotilla de Vasco da Gama cruzó el cabo de Buena Esperanza y navegó con rumbo norte bordeando la costa oriental de África. Con buena parte de la tripulación enferma de escorbuto, la expedición hizo un alto para descansar en la desembocadura del río Quelimane, tras lo cual navegaron hacia el puerto de Mozambique.
El puerto de Mozambique estaba controlado por los árabes, que monopolizaban el comercio en la región. Por esta razón, Vasco da Gama decidió hacerse pasar por musulmán. En un principio la estratagema funcionó, ya que el sultán de Mozambique les recibió muy bien, e incluso les ofreció guías para que prosiguieran su viaje hasta la India. Sin embargo, pronto aparecieron las suspicacias y el sultán empezó a sospechar que Vasco da Gama lo había engañado sobre su religión. Ante el enfado del gobernante, los portugueses levaron anclas y se hicieron a la mar, pero estaban muy escasos de vituallas, por lo que se vieron forzados a desembarcar cerca de allí y aprovisionarse por la fuerza.
La navegación atravesó momentos difíciles, ya que los guías árabes no eran de fiar; pero la expedición logró llegar a Mombasa, donde fueron bien recibidos por el jeque del lugar. Vasco da Gama no se fiaba de su anfitrión y sus sospechas no tardaron en ser confirmadas al descubrir que el jeque les tenía preparada una trampa. Alertados, consiguieron rechazar el ataque y huir con sus tres barcos. El buque de transporte de suministros había sido abandonado al cruzar el cabo de Buena Esperanza.
La siguiente escala en la costa africana fue más provechosa para los expedicionarios. El jeque del lugar, Malindi, estaba enemistado con el de Mombasa, por lo que les recibió de buen grado y les dio un guía que conocía aquellas aguas. Se trataba de un piloto árabe muy experto, Aben-Macbid, al parecer de religión cristiana. Es más, los portugueses establecieron contacto con una nave hindú, lo que les convenció de la cercanía de su objetivo. Aben-Macbid, aprovechando el monzón del verano, les condujo en sólo veintitrés días hasta las costas de la India. Era la primera vez que la civilización europea entraba en contacto con la India, un acontecimiento fundamental para el decurso de la historia.
Allí quedó claro que los presentes enviados desde Portugal por el rey Manuel II no eran del agrado de la corte del gobernante de la ciudad, el zamorín. Esto, unido a la presión de los comerciantes musulmanes, que denunciaron que Vasco da Gama había mentido reiteradamente para ocultar su religión y había actuado con violencia en la mayoría de los puertos africanos en los que había recalado, llevó a una situación muy tensa con las autoridades de Calicut. A pesar de todo, Vasco da Gama logró contemporizar con el zamorín y zarpó de Calicut, de vuelta a Portugal, con un cargamento de especias.
Vasco da Gama permaneció en la India cuatro meses. El viaje de vuelta, como solía ocurrir en travesías tan largas y difíciles, fue durísimo. En el trayecto hasta Malindi invirtieron tres meses y sufrieron tantas bajas que Vasco da Gama, por carecer de hombres para tripular las tres naves, decidió repartir a los supervivientes en los dos barcos restantes y quemar el San Rafael. Tras franquear el cabo de Buena Esperanza, las dos naves se separaron a causa del mal tiempo y cada una se vio forzada a regresar a Portugal por su cuenta, alcanzando ambas su objetivo. Vasco da Gama arribó a Lisboa el 9 de septiembre de 1499. El país acogió a los supervivientes con entusiasmo desbordado. Vasco da Gama fue nombrado "Almirante de los mares de la India" y "Señor de la Conquista, Navegación y Comercio de Etiopía, Arabia, Persia e India".
Con su viaje, Vasco da Gama había inaugurado una nueva ruta hacia Asia y las islas de las especias, alternativa a la Ruta de la Seda, que desde el siglo II a.C. había comunicado el mundo asiático oriental con la cuenca mediterránea y que antes de su expedición dependía del poder turco musulmán. Finalizaba así la labor que el príncipe Enrique el Navegante comenzara ochenta años antes con la Escuela de navegantes de Sagres. Conocemos los detalles de este primer viaje gracias al texto contenido en el Diario de Álvaro Velho, uno de los miembros de la expedición que sirvió a bordo del San Gabriel.
Aún volvería Vasco da Gama a la India en 1502 y 1524, capitaneando expediciones que tuvieron un carácter más militar que comercial o diplomático, pues se trataba de consolidar el monopolio de las especias empleando la fuerza de las armas. Fue nombrado gobernador con título de virrey e impuso el dominio portugués desde Goa hasta Cochín, consiguiendo así que el pequeño reino lusitano se convirtiese en una potencia colonial y mercantil de primer orden. En el viaje de 1502, al mando de una flota de veinte navíos, se apoderó de Quiloa (Kilwa) y Sofala, en Mozambique. Logró eliminar a los rivales árabes e instauró la hegemonía marítima portuguesa en el litoral índico, construyendo en Cochin la primera factoría portuguesa en Asia. En 1503 regresó a Lisboa y ya no volvió a navegar hasta 1524, cuando fue nombrado virrey de la India. Sin embargo, sólo pudo ejercer el cargo unos meses, ya que falleció el mismo año que llegó a la India.

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