Julio Verne nació el 8 de febrero de 1828 en Nantes (Francia). Fue un joven rebelde y propenso a la aventura. Desde muy chico sintió inclinación por los viajes; intentó fugarse en un navío hacia la India cuando tenía tan sólo once años. Su padre consiguió detenerlo en el mismo barco y le aplicó un severo castigo: lo azotó con un látigo y lo encerró a pan y agua. Pero lo que más le dolió fue la promesa que le obligó a pronunciar: "nunca pretenderé viajar más que con la imaginación". Frase que quizás influyó en la tan viajera y atrevida imaginación que volcó en sus obras años más tarde.
Pasada la adolescencia se traslada a París, donde comienza a relacionarse con la intelectualidad del momento: Víctor Hugo, Eugenio Sue, etc., y consigue la amistad y protección de los Dumas, padre e hijo. En 1850 acaba sus estudios de Derecho y su padre lo conmina a volver a Nantes. Pero Julio se resiste, afirmándose en su decisión de hacerse un profesional de las letras.
Es por esta época cuando Verne, influenciado por las increíbles cotas que alcanzaban por aquel entonces la ciencia y técnica, concibe el proyecto de crear la literatura de la edad científica, vertiendo todos estos conocimientos en relatos épicos, ensalzando el genio y la fortaleza del hombre en su lucha por dominar y transformar la naturaleza.
Pero para conseguir dinero para vivir, una vez que su padre le cortó el suministro, escribe obras de teatro y operetas, de calidad y éxito irregulares, pero en cualquier caso un trabajo agotador e insatisfactorio, puesto que le robaba el tiempo necesario para el estudio de esas ciencias que tanto admiraba.
En 1856 conoce a Honorine de Vyane, con quien se casó en 1857 tras establecerse en París como agente de bolsa. Su carrera como tal no le resultó en absoluto satisfactoria, y así Verne siguió el consejo de un amigo, que fue su editor, P.J. Hetzel, y convirtió en novela un relato descriptivo sobre África. Cinco semanas en globo (1863), fue un éxito fulminante y tuvo como resultado un espléndido contrato con Hetzel que garantizó al joven e inexperto novelista (tenía 35 años cuando publicó su primer libro) la cantidad anual de 20.000 francos durante los siguientes veinte años, a cambio de lo cual Julio Verne se obligaba a escribir dos novelas de un nuevo estilo cada año. El contrato fue renovado por Hetzel y más tarde por el hijo de este, con el resultado de que, durante más de cuarenta años, los Viajes extraordinarios aparecieron en capítulos mensuales dentro de una revista llamada: Magazine d'Education et de Recreation. (Revista de la Educación y la Recreación ).
Estaba claro que el destino de la obra de Verne, quien se anticipó a su tiempo con más lógica y acierto que la mayoría de los escritores del género, con la única excepción de nombres como H. G. Wells, tenía que ser como un auténtico filón para el arte que estaba naciendo al mismo tiempo que sus libros: el cine.
La obra de Verne, en efecto, estuvo entre las más adaptadas dentro de la literatura: desde Las tribulaciones de un chino en China hasta La vuelta al mundo en ochenta días , los modos de presentar su obra en el cine fueron muy diversos. Pero son otros los títulos que merecieron un tratamiento más respetuoso y un acercamiento más profundo, como Veinte mil leguas de viaje submarino , Viaje al centro de la Tierra o De la Tierra a la Luna (adaptada entre otros por George Mélies) que inspiraron lo que puede denominarse con toda justicia como el primer film serio de ciencia ficción posibilista realizado par los americanos en 1950: Con destino a la Luna (Destination: Moon).
Tan dotado para la ciencia ficción como para la aventura pura y simple ( Los hijos del capitán Grant, Miguel Strogoff ), Verne une las dos vertientes en una de sus obras más sólidas y afortunadas, Veinte mil leguas de viaje submarino , en la que presentó a uno de sus personajes más logrados, patéticos y humanos, el capitán Nemo (nadie), especie de trágico holandés errante que vaga sin rumbo de una parte a otra del mundo -en una sorprendentemente real anticipación de lo que en su día serán los submarinos atómicos- en su Nautilus.
Pese a todo, la vida de Verne no fue fácil. Por un lado su dedicación al trabajo minó hasta tal punto su salud que durante toda su vida sufrió ataques de parálisis. Por si esto fuera poco era diabético y acabó por perder vista y oído. Su hijo Michael le dio los mismos problemas que él mismo había proporcionado a su padre y, desgracia entre las desgracias, sufrió una agresión por parte de uno de sus sobrinos, que le disparó un tiro a quemarropa dejándolo cojo. Su vida marital tampoco fue todo lo feliz que él hubiera deseado.
Verne también se interesó por la vida política, llegando a ser elegido concejal de Amiens en 1888 por la lista radical; fue reelegido en 1892, 1896 y 1900. Murió el 24 de marzo de 1905.
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