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miércoles, 28 de enero de 2015

EL HUESO DE LA "ALEGRIA".

Seguro que esta situación te ha tocado alguna vez. Te mueves por la casa sin demasiadas cosas en la cabeza, tal vez saltando o cantando, distraído, y de repente, sientes un golpe en el codo que te inmoviliza casi por completo. Claro, los golpes en el codo son uno de los peores que podemos llegar a sufrir.
En primera instancia, podemos destacar que se trata de un golpe que causa un dolor agudo, al punto de que sentimos esas vibraciones internas hasta el dedo meñique, y que nos deja el brazo dolorido por algunos minutos. Incluso, algunas personas llegan a tener los dolores por alrededor de un par de horas, mientras que otras reportan que en realidad su sufrimiento va más bien por el lado de que se les duerma esta extremidad, como si les faltara sangre en ella.
Muchas personas, sobre todos nuestras abuelas, suelen referirse a esta curiosidad del cuerpo humano al expresar su dolor, al señalar que se trata de un toque que nos hacemos sobre “el hueso de la alegría”. Claro, al golpearnos lo primero que nos preguntamos es por qué decirle algo de alegre a un dolor que se vuelve insoportable en sólo cuestión de segundos.
Ahora bien, a nivel físico, debemos destacar que lo que ocurre es que el golpe ha afectado al nervio ulnar, conocido por algunos científicos también como nervio cubital. El mismo se extiende dentro del cuerpo humano pasando por las cervicales en dirección al dedo meñique de la mano, y también, llegando entonces hasta la otra punta del brazo, para terminar en la parte anterior del húmero.
El problema es que por una conformación misma del cuerpo humano, y por la falta de un hueso o algún elemento protector en esta zona, muchas veces el nervio ulnar tiene una mínima cobertura para con el exterior. Por eso, si el golpe afecta directamente el nervio cuando la flexión del codo se produce, es que sentimos ese tan inexplicable dolor.

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