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domingo, 17 de marzo de 2013

LOS VISIGODOS. PARTE I " LA HISTORIA "

Los Visigodos fueron un pueblo germánico que entró en el Imperio Romano tardío, siendo la rama oriental de los Godos (una de las tribus se encontraban en los limites del Imperio Romano a los que éstos llamaban bárbaros). Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, tuvieron un papel importante en Europa durante 250 años. Procedentes de la actual Suecia2 , cruzaron el Báltico y en el siglo II, siguiendo el curso del Vístula, avanzaron hacia el sur del mar Negro, perdiendo poblaciones a lo largo de su recorrido por las llanuras del Danubio. Estos diferentes pueblos se asentaron en la zona Centroeuropea.
Aprovechando la pasividad de los emperadores romanos con respecto a Germania, a principios del siglo III los godos se instalaron en las orillas del mar Negro. Hasta allí llegaron los Hunos, procedentes de Asia, aprovechándose de las diferencias existentes en el seno del pueblo godo para vencerles . Estas disensiones vienen provocadas por el trato desigual que recibían del Imperio Romano. Por este motivo se dividen en Ostrogodos y Visigodos. Encontramos en el nombre de los visigodos la procedencia de estos ya que el vocablo viene del alemán Westgoten o Wisigoten que significa “godos del oeste”. A partir de esto se suceden varias expediciones en el occidente de Europa, hasta que en el 332 se celebra el Tratado de Federación, gracias al cual consiguen de la mano de Constantino la condición de federados del Imperio, convirtiéndose éste en el feudatario de los visigodos. En este mismo año el obispo y el jefe godo Ulfilas tradujeron la Biblia al gótico.
Alarico es nombrado “magister militum” por Arcadio a finales del siglo IV. En el 401 marchó contra Italia, donde intentó ganar territorios mediante la negociación. Al no cumplirse los pactos, en el 410 conquista Roma. A su muerte es sucedido por Ataúlfo, quien acuerda con Honorio, emperador del momento, que abandonaría Italia si se le entregaba la Galia. Constancio, gobernador del sur de la Galia, no estaba de acuerdo con esta decisión y plantó cara a Ataulfo, bloqueando la llegada de alimentos y presionándolos militarmente. Esto llevó a Ataulfo a migrar hacia el noroeste de la Península (414)
A finales del siglo V los reinos bárbaros ya están constituidos. Entre el siglo V y el siglo VIII, en el conjunto de esos reinos bárbaros resultantes de las grandes invasiones, se produjo una lenta fusión de la herencia antigua y las costumbres bárbaras a la que se agregaron influencias mediterráneas y orientales que se renovaban sin cesar. No obstante, la condición necesaria para que se produjese esa ósmosis era la previa conversión al catolicismo de los pueblos germánicos paganos y de los bárbaros heterodoxos, puesto que la iglesia había terminado siendo la única estructura política y cultural de occidente con la que, en el seno del mundo antiguo en bancarrota, los jefes bárbaros tenían que pactar para afianzar su soberanía.
El primer reino visigodo lo encontramos en Aquitania, a partir del 418 con capital en Toulouse (Tolosa) con Eurico. Desde aquí empiezan a marchar a la Península Ibérica en campañas de verano. Este reino termina en el 507, tras enfrentarse con los galo-romanos y ser derrotados en la batalla de Vogladum (Vouillé). De ahí se trasladan a Narbona, de donde finalmente fueron expulsados.
A la muerte de Eurico, tiene lugar una lucha por el poder entre Sigérico y Walia. Sigérico es asesinado, por lo que el reino pasa a manos de Walia, quien firma un pacto con los habitantes de Barcelona para expulsar a los bárbaros que llegaron: suevos, vándalos y alanos. Gracias a esto, establecen una primera capital en Barcelona. Más tarde se asientan en Mérida y Sevilla, y finalmente en el 567 se instalan en Toledo, dando a esta ciudad la condición de “urbs regia” . Aquí se desarrolla el mayor esplendor del reino visigodo.
El gran protagonista será Leovigildo. Con él se produce un fortalecimiento de la monarquía: se efectúan reformas monetarias, se conquista el reino Suevo, se detiene el avance bizantino por el sur y se apagan las sublevaciones. Funda ciudades como Recópolis en Guadalajara o Victoriacum en el País Vasco y, además, consigue hacer de Toledo un estado independiente, con organización administrativa. Lo único que no consiguió fue la unión religiosa bajo el arrianismo.
Recaredo consigue hacer esa unión religiosa que su predecesor había intentado, convirtiéndose en el III Concilio de Toledo, celebrado en el 589, al catolicismo. Con ello se consigue un periodo de estabilidad en el que empiezan a levantarse monasterios de tradición hispano-romana, pero con influencias germanas.
En los diferentes concilios se establecen unas leyes para no atentar contra los soberanos, como la unción real, legitimizando así al monarca en el trono. Wamba fue el primer rey godo en ser ungido por voluntad del mismo monarca. Los ritos a seguir en esta ceremonia son aprobados en el IV Concilio de Toledo (633), estableciendo parte del proceso de entronización ordinario.
La unción real es una manifestación del poder del soberano, siendo la ceremonia real más importante de Hispania en el siglo VII. En esta ceremonia, el obispo ungía con óleos sagrados al soberano.
La importancia de esta celebración radica en que quedaba señalado que el poder del soberano venía dado por Dios. Parece que esta ceremonia es creada por los visigodos, ya que ni en Roma ni en Bizancio se tiene documentada en época contemporánea, tomando modelos del Antiguo Testamento. A través de los irlandeses y junto a otras observancias litúrgicas hispanas, este rito lo incorpora al resto de Europa Carlomagno (¿742? – 814) cuando en la navidad del 800 fue coronado emperador por el Papa León III (795 – 816. Años de Papado) en San Pedro del Vaticano. En este suceso es donde vemos la importancia de esta ceremonia. Carlomagno y sus antecesores gobernaron el reino como Mayordomos de Palacio, por lo que su cargo no tenía legitimidad. En la misma época que toma el trono, el Papa León III estaba teniendo problemas por los sublevados que formaron un papado paralelo en Avignon. León III pide ayuda a Carlomagno quien se la concede pidiendo a cambio que fuera nombrado emperador por el Papa dándole legitimidad real, además de religioso. Con este suceso, el emperador era coronado por Dios, y se convertía en su representante en la tierra. Así, quien se sublevaba ante el emperador, lo hacía ante el mismísimo Dios.
La época de mayor esplendor viene con Chindasvinto (¿563? – 653) y con Recesvinto (¿? – 672), periodo en que la herencia romana se encuentra más viva, siendo San Isidoro de Sevilla (556 – 4 de abril de 636) el conservador y transmisor de la cultura clásica.
El reino visigodo llega a su fin con la invasión musulmana en el 711, tras perder la batalla de Guadalete.

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