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domingo, 31 de marzo de 2013

EL CRIPTOGRAMA DE LEVASSEUR

Muchas historias sobre piratas y tesoros escondidos en remotos lugares surgen de una irresistible mezcla de realidad y ficción. Con el paso del tiempo la frontera entre lo mundano y lo imaginario termina por borrarse, se crean así leyendas apasionantes que perduran durante siglos. He aquí el caso de Levasseur, cuyo retrato al modo de pirata sanguinario ilustra este breve artículo, y su postrero reto. Viajemos a la francesa isla de Reunión, antiguamente Bourbon, en el Índico, día 7 de Julio de 1730.
Un pirata va a ser colgado en la horca, los soldados hacen guardia y el populacho murmulla acompañando al sonido de las olas. Ha llegado el fin para uno de los más afortunados piratas del Índico, Olivier Levasseur, apodado La Buse, el halcón.
Con la soga al cuello, todo estaba ya perdido, pero antes de abandonar este mundo, asombró a todos desde el patíbulo al mostrar un documento que había escondido entre sus ropas y, lanzándolo ante quienes contemplaban la ejecución, exclamó:
Mes trésors à qui saura comprendre!
Al momento, Levasseur pendía ya de la soga, esperando la muerte en angustiosa agonía. ¡Mis tesoros para quien lo comprenda! Este fue el reto lanzado al destino por el pirata y, claro está, fue el instante fundacional de toda una carrera para localizar los tesoros escondidos en algún lugar del Índico por medio de intentos y esfuerzos por descifrar lo que en el trozo de papel caído del cadalso aparece.
Hasta el día de hoy nadie ha logrado encontrar el tesoro de Levasseur que, por lo que se sabe de sus correrías, podría ser muy cuantioso. En las últimas décadas ha sido buscado en las Islas Seychelles, pero todavía sin resultados públicos. Levasseur, hijo y compañero de piratas, como Taylor o Moody, asaltó infinidad de barcos portugueses y franceses por todo el Índico a bordo de La Reina de las Indias. Su mayor golpe, junto a John Taylor, llegó en 1721, cuando capturaron al Nuestra Señora del Cabo, un gran barco portugués cargado de ricos tesoros. Este barco se convirtió en el nuevo buque insignia del pirata, renombrado como El Victorioso. Para disfrutar del tesoro, Levasseur se retiró a una isla cercana a Madagascar y llegó a un acuerdo con Francia para devolver alguno de los tesoros usurpados y conseguir el perdón, pero esto no pudo evitar que, tiempo después, terminara siendo capturado y ajusticiado. En el criptograma de Levasseur se incluiría, supuestamente, la guía para localizar su gran tesoro pero, aunque se conoce el método empleado en su cifrado, el texto resultante es tan oscuro que no ha sido comprendido todavía, por lo que el desafío del pirata sigue tan vivo como siempre…

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