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viernes, 12 de abril de 2013

ISLA DEL COCO (COSTA RICA) : PIRATAS,TESOROS Y NATURALEZA.

La Isla del Coco es una isla situada en el océano Pacífico perteneciente a la República de Costa Rica, que la declaró Parque Nacional. A pesar de ser una isla deshabitada en ella se encuentran guardaparques, biólogos, investigadores y marinos de recreo las 24 horas. Desde el año 2006 han habido elecciones presidenciales en la isla. Fue descubierta en el año 1526 por el navegante español Juan Cabezas.
Se localiza a 532 km de la costa costarricense. Sus coordenadas son 05°31′N 87°04′O / 5.517, -87.067. Su área terrestre es de 23,85 km², y mide 7,6 km de largo y 4,4 km de ancho, siendo su forma aproximadamente rectangular. La isla es uno de trece distritos del cantón de Puntarenas (Cantón Central) de la provincia de Puntarenas.
La bahía Chatham, ubicada al norte de la Isla del Coco ha sido históricamente uno de los principales accesos a la isla desde el continente. La bahía obtiene su nombre de la embarcación inglesa HMS Chatham quien la visitó en 1795 como parte de la afamada expedición liderada por George Vancouver.
Una gran cantidad de piedras grabadas en esta bahía son las huellas indelebles del paso de diversas gentes por la isla. Dichas inscripciones cuentan una historia que se extiende a lo largo de varios siglos, durante los cuales exploradores, piratas, balleneros, naturalistas y cazatesoros desembarcaron en la isla por distintos motivos, voluntaria o involuntariamente dejaron su marca, no solo en las piedras sino también en los paisajes y ecosistemas de la isla. Las inscripciones de bahía Chatham contienen algunas pistas sobre tiempos remotos (la más antigua data de fines del siglo XVII, y se encuentran varias realizadas por barcos balleneros), sin embargo predominan las firmas de visitantes del siglo XX, muchos de ellos viajeros y turistas que delatan la mentalidad de épocas pasadas donde no se valoraba el mantener la isla en su estado natural.
La localización de la Isla, alejada pero relativamente próxima a las principales rutas de tránsito marítimo en la era colonial -en especial al tránsito del pacífico rumbo al istmo de Panamá- la convirtieron en un lugar ideal para las actividades de piratería.
Durante la mayor parte del siglo XVII y la primera mitad del XVIII conocidos piratas y bucaneros utilizaron la isla como escondite y para abastecerse de agua y cocos, que por aquella época eran muy numerosos en sus bahías. Entre los más destacados piratas que navegaron por las aguas del Pacífico Oriental se ecuentran Henry Morgan, Bartholomew Sharpe, William Dampier, John Cooke, John Clipperton e incluso el legendario "Benito Bonito". 
Además de enriquecerse a partir del robo y la extorsión de embarcaciones y poblados españoles, los piratas también acumularon conocimientos geográficos y naturales sobre la región, que luego serían publicados en Europa. Mucho de lo que conocemos sobre la Isla del Coco en esta época proviene de crónicas de piratería como las escritas por Lionel Wafer en 1690, William Dampier en 1697 (quien participó también en el saqueo de Esparza en 1684) y William Betagh en 1728.
El médico galés Lionel Wafer se desempeñó como cirujano marino por varios años antes de decidir unirse a embarcaciones piratas en 1679. Navegó en las embarcaciones lideradas por los piratas John Cooke, Bartholomew Sharp y Edward Davis y en varias ocasiones navegó junto al conocido bucanero William Dampier. Durante casi dos décadas visitó diversas regiones del caribe y el pacífico americano. Convivió durante cuatro años con los indígenas Cuna en el caribe panameño, sobre quienes elaboró una detallada descripción de sus costumbres y lenguaje.
Wafer visitó la Isla en 1685 y escribió en sus famosas crónicas ("A new voyage and description of the Isthmus of America") una descripción de sus bahías y de los recursos que ofrecía a los navegantes. Relató igualmente las masivas extracciones de cocos y la deforestación de cocoteros que los piratas realizaron en sus bahías. Un siglo más tarde el capitán James Colnett identificaría la bahía al noroeste de la Isla como aquella descrita por Lionel Wafer. Esta bahía aún lleva su nombre.
La industria de la caza de ballenas tuvo un gran auge en esta región del pacífico desde fines del siglo XVIII hasta mediados del XIX, cuando aumentó en gran medida la demanda comercial por el aceite de ballena y el espermaceti que se podía extraer de éste. Las flotas balleneras del Pacífico (mayormente inglesas, pero también después norteamericanas), recurrieron con frecuencia a la Isla del Coco como en épocas anteriores habían hecho los piratas. Su principal objetivo era reabastecerse de agua y comida al igual que conseguir leña para alimentar las grandes calderas que utilizaban para extraer la grasa de los cetáceos.
Uno de los primeros y más importantes datos que se tienen de balleneros llegando a la Isla del Coco son los que corresponden al viaje que realizó James Colnett, a bordo del "Rattler" en 1793. En este viaje, cuyo propósito era identificar puertos y bahías aptas para el reabastecimiento de los barcos balleneros ingleses, el explorador identificó a la actual Bahía Wafer como el mejor fondeadero de la Isla y además introdujo en ella especímenes de cerdos, cabras y algunas plantas de frutas y vegetales que pudieran servir de abastecimiento a futuros visitantes.
Entre 1791 y 1795 el capitán inglés George Vancouver realizó una importante expedición que exploró diversas regiones poco conocidas por los europeos hasta ese momento. Aunque su principal misión era tomar posesión de territorios controlados por los españoles en Nootka (en el pacífico norteamericano), en estos cinco años Vancouver (a bordo del barco "HMS Discovery"), dio la vuelta al mundo y exploró la actual costa oeste de Canadá, investigando las posibilidades balleneras del pacífico sur. También mapeó la costa sureste de Australia y las islas al sur de Nueva Zelanda (hoy llamadas islas Chatham), entre otros logros.
Una nave armada de menor talla, la HMS Chatham, acompañó la arriesgada expedición de Vancouver. Esta expedición pasaría por la Isla del Coco en 1795, realizando observaciones, ilustraciones y cartografía de la misma. El destacado naturalista y botánico Archibald Menzies realizaría colecciones de especímenes vegetales en la isla durante esta visita.
Las leyendas sobre tesoros escondidos en la Isla del Coco son numerosas debido a la importancia que tuvo como base de operaciones de diversos piratas durante la era colonial. Sin embargo el botín más famoso por el cual es conocida la isla es el mítico "Tesoro de Lima" supuestamente sustraído por el capitán inglés William Thompson en 1821.
La historia del tesoro en la Isla del Coco no es tan solo una leyenda. Se convirtió en una de las principales razones por la cual se organizaron expediciones e intentos de colonización de la Isla desde 1840 hasta 1994, cuando dichas expediciones fueron prohibidas. Rafael Oreamuno, fue nombrado por el presidente Jesús Jiménez como primer gobernador de la Isla del Coco. Cuando en 1869 viajó a la isla para izar el pabellón nacional, lo hizo a bordo de una embarcación de exploradores extranjeros que -con la venia del gobierno- pretendían encontrar el tesoro.
Sin contar algunas posibles residencias temporales de piratas y náufragos, la primera ocupación permanente registrada en Bahía Chatham correspondió a una colonia penal que el gobierno costarricense estableció a fines del siglo XIX.El General Tomás Guardia, quien gobernó Costa Rica en dos períodos entre 1870 y 1882, ordenó la construcción de un presidio en la Isla del Coco en 1874 (cinco años después de que Jesús Jiménez hubiera tomado posesión de la isla). Este penal estaba destinado a albergar a los reos que -habiendo sido condenados a muerte- se les hubiera conmutado la pena por cárcel, y a aquellos que se considerara necesario mantener lejos de los lugares habitados de la República durante su encarcelamiento.
El General Rafael Villegas viajó finalmente a la Isla del Coco en mayo de 1879 para supervisar el establecimiento de la penitenciaría y la construcción de la casa provisional del Presidio. A inicios del año siguiente fue el presidente Guardia quien visitó personalmente las instalaciones para evaluar su funcionamiento. El presidio consistía de dos edificios en los niveles superiores de la bahía, que servían como comandancia y cárcel respectivamente. En las planicies que se encuentran hacia el suroeste de la bahía se deforestaron cerca de 25 manzanas de tierra (17 ha y media) donde se cultivaba maíz, arroz, plátano, yuca, café, caña, limones y otros productos para el consumo de subsistencia.
Sin embargo apenas dos años después de su instauración, el gobierno decidió cerrar y desmantelar el presidio. Probablemente por los altos costos de mantenimiento del mismo.
August Gissler fue un explorador y cazafortunas alemán quien intentó establecer una colonia agrícola en la Isla del Coco entre 1894 y 1905. El interés principal de Gissler en la isla fue encontrar su afamado tesoro. Con este fin viajó varias veces desde 1890 a su territorio y finalmente entró en negociaciones con las autoridades costarricenses. El gobierno por esta época estaba convencido de la necesidad de contar con mano de obra abundante y una adecuada explotación de los recursos naturales para asegurar el progreso de la nación, lo cual implicaba fomentar la inmigración principalmente de europeos. Además le interesaba mantener una población permanente en la isla para afianzar su soberanía sobre el territorio.
Convencido de tener información segura sobre la ubicación del tesoro, Gissler aceptó conformar una colonia agrícola con inmigrantes alemanes, quienes recibirían la nacionalidad costarricense. A cambio, el presidente Rafael Yglesias lo nombró gobernador de la Isla del Coco y le otorgó derechos sobre el tesoro que encontrara. Los colonos se establecieron principalmente en Bahía Wafer, donde acondicionaron el terreno tanto para sus viviendas como para el cultivo. En su mejor momento la colonia poseía más de 10 viviendas de hierro repartidas entre el valle de la bahía Wafer y el llamado "Pueblo de Piratas" o Valle del Minuto al otro lado del Río Genio. Los colonos introdujeron varios cultivos de subsistencia, entre los que se encontraban plátanos, maíz, caña, tabaco y frutas tropicales; también limpiaron y cultivaron cerca de 50 manzanas (35 ha.) de café lo cual dio origen a los actuales cafetales que todavía hoy se encuentran en el camino a Cerro Yglesias y el Valle del Minuto.
La colonia agrícola, sin embargo, fue un fracaso y muchos colonos eligieron abandonar al isla. Gissler y su mujer permanecieron por varios años como únicos residentes de la misma hasta 1905 cuando la abandonarían definitivamente sin haber logrado su objetivo. Las "cavernas" que aún hoy existen detrás de la "Villa Beatriz" son realmente vestigios de las excavaciones realizadas por el aventurero alemán, quien murió en Nueva York en 1935.
Durante la primera mitad del siglo XX el interés por la isla no fue constante. Si bien se sabe que en 1935 se liberó una pareja de venados por iniciativa del gobierno del presidente Ricardo Jiménez Oreamuno, quien pretendía "enriquecer" la fauna de la isla y convertirla en un abundante coto de caza. En 1949 se consagró en la constitución la soberanía costarricense sobre la Isla del Coco y su lugar en la división político territorial del país.
La creación del Parque Nacional Isla del Coco fue un proceso gradual. El territorio de la isla y sus islotes fueron declarados Parque Nacional en 1978, y su creación ratificada en 1982. En 1984 por primera vez se protege la zona marítima que rodean la isla, hasta una distancia de 5km de la línea de bajamar. Posteriormente esto se ampliaría a 15km en 1991 y a 22km en el 2001.
Una serie de gobiernos y reformas institucionales le darían forma al actual esquema de administración y control del Parque Nacional Isla del Coco, sin embargo estos cambios legales no se hubieran dado sin el interés y la dedicación de personas decididas a promover la preservación de la particular naturaleza de la isla y su área marina circundante. Entre ellos está Joaquín Alvarado, administrador del parque desde 1992 hasta su muerte en 1997 -el mismo año en que el Parque Nacional sería nombrado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO- y quien dedicó sus esfuerzos a hacer ver que el verdadero tesoro de la Isla del Coco era la naturaleza misma

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