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domingo, 24 de marzo de 2013

LA VESPA

Piaggio fue fundada en Génova en 1884 por Rinaldo Piaggio, que por aquel entonces contaba con 22 años de edad. La fábrica de Rinaldo se dedicó en un primer momento a las piezas para embarcaciones de lujo. Pero a finales de siglo, Piaggio producía también vagonetas, camiones de mercancías, vehículos de lujo y motores, tranvías y carcasas para camiones especiales.
Con la Primera Guerra Mundial se produjo una nueva diversificación que distinguiría las actividades de Piaggio durante muchas décadas. La empresa empezó a fabricar aeroplanos e hidroaviones. Las fábricas se iban extendiendo: en 1917 Piaggio abrió una nueva planta en Pisa, y cuatro años después se hizo cargo de una pequeña fábrica en Pontedera, que primero se convirtió en el centro de la producción aeronáutica (propulsores, motores y aeronaves completas) y tras la Segunda Guerra Mundial fue testigo del nacimiento del icono Vespa.
La guerra, que marcó un drástico hito en la economía italiana, fue también importantísima para Piaggio. La fábrica de Pontedera construyó el innovador P 108, equipado con cuatro motores Piaggio de 1.500 bhp, en las versiones de pasajeros y bombardero. Sin embargo, las fábricas aeronáuticas de Piaggio en la Toscana (Pontedera y Pisa) resultaban importantes objetivos militares, y el 31 de agosto de 1943 fueron reducidas a escombros por los bombarderos aliados, después de que los alemanes, en retirada, hubieran minado los pilares de los edificios, dañando las fábricas de forma irremediable.
Para poder reconstruir las plantas de Pontedera, Enrico Piaggio le solicitó a los Aliados, que por aquel entonces ocupaban parte del terreno y edificios que se mantenían en pie, que le devolvieran la maquinaria transferida a Alemania y Biella. Lo hicieron rápidamente, y Armando y Enrico Piaggio comenzaron entonces el proceso de reconstrucción. La tarea más dura le correspondió a Enrico, responsable de las fábricas de Pontedera y Pisa.
La decisión de Enrico Piaggio de entrar en el negocio de la movilidad ligera se basó en valoraciones económicas y consideraciones sociológicas. Tomó forma gracias a la exitosa cooperación del ingeniero aeronáutico e inventor Corradino D’Ascanio (1891-1981).
La Vespa (“avispa” en italiano) fue el resultado de la determinación de Enrico Piaggio de crear un producto de bajo coste para las masas. Cuando la guerra tornaba a su fin, Enrico estudió cada posible solución para que sus fábricas recuperaran la producción. Se fabricó un scooter a motor, basado en las pequeñas motocicletas construidas para los paracaidistas. El prototipo, conocido como MP5, se denominó cariñosamente “Paperino” (el nombre italiano del Pato Donald) debido a su extraña forma. A Enrico Piaggio no le gustaba, y le pidió a Corradino D’Ascanio que la rediseñara.
Sin embargo, al diseñador aeronáutico no le gustaban las motocicletas. Las encontraba incómodas y bastas, con ruedas difíciles de cambiar en caso de pinchazo. Y lo que era aún peor: ensuciaban por culpa de la cadena de distribución. Sin embargo, gracias a su experiencia aeronáutica encontró la respuesta para cada problema. Para eliminar la cadena, imaginó un vehículo con una carcasa que soportara la tensión y engranaje directo; para que fuera más fácil de conducir, puso la palanca de cambio en el manillar; para que fuera más fácil cambiar los neumáticos, diseñó no un tenedor, sino un brazo de apoyo similar al chasis de una aeronave. Por último, diseñó una carcasa que protegiera al conductor, para que no se manchara ni desaliñara. Décadas antes de la popularidad de los estudios sobre ergonomía, se diseñó la posición de conducción de la Vespa para poder sentarse de forma cómoda y segura, sin tambalearse peligrosamente como en las motos de ruedas altas.
Corradino D’Ascanio solamente necesitó unos pocos días para pulir esta idea y preparar los primeros diseños de la Vespa, fabricados en primer lugar en Pontedera en abril de 1946. Recibió su nombre del propio Enrico Piaggio, quien, mirando el prototipo de la MP 6, con su ancha parte central en la que se sentaba el conductor, y su estrecho frontal, exclamó: “¡parece una avispa!”. Y así nació la Vespa.
El 23 de abril de 1946, Piaggio & C. S.p.A. presentaron en la Oficina Central de Patentes, inventos, modelos y nombres de marca del Ministerio de Industria y Comercio de Florencia una patente para una “motocicleta con un complejo racional de órganos y elementos con una carcasa combinada con el guardabarros y un capó recubriendo las piezas mecánicas.” En un corto espacio de tiempo, la Vespa se presentó al público, generando reacciones enfrentadas. Sin embargo, Enrico Piaggio no dudó en iniciar la producción en masa de dos mil unidades de la primera Vespa 98 cc. El nuevo vehículo hizo su presentación en sociedad en el elegante Golf Club de Roma, en presencia del General americano Stone, que representaba al gobierno militar aliado. Los italianos vieron por primera vez la Vespa en las páginas de Motor (24 de marzo de 1946) y en la portada en blanco y negro de La Moto el 15 de abril de 1946.
Los fabricantes y los expertos en el mercado se encontraban divididos: por un lado, había quienes consideraban la Vespa como la cristalización de una brillante idea, por otro estaban los escépticos, que muy pronto cambiarían su forma de pensar. En los últimos meses de 1947 la producción creció vertiginosamente y al año siguiente apareció la Vespa 125, un modelo mayor que pronto se estableció firmemente como sucesor de la primera Vespa 98.
La Vespa “milagro” se había convertido en una realidad, y la producción crecía constantemente; en 1946 Piaggio sacó al mercado 2.484 scooters. El año siguiente pasaron a ser 10.535, y en 1948 la producción había alcanzado ya los 19.822. Cuando en 1950 empezó a fabricarse también en Alemania, la producción alcanzó los 60.000 vehículos, y sólo tres años después salían de fábrica 171.200 vehículos.
Los mercados extranjeros también asistieron al nacimiento del scooter con interés, y tanto el público como la prensa expresaron su curiosidad y admiración. The Times lo denominó “un producto completamente italiano, como no veíamos desde los carros romanos.” Enrico Piaggio siguió fomentando tenazmente la extensión de la Vespa por el extranjero, creando una amplia red de servicios por toda Europa y el resto del mundo. Mantenía una atención constante y un creciente interés en torno a su producto, con numerosas iniciativas entre las que se contaba la fundación y divulgación de los Vespa Clubs.
La Vespa se convirtió en el producto Piaggio por excelencia, mientras Enrico probaba personalmente prototipos y nuevos modelos. Sus perspectivas de negocio transcendieron las fronteras nacionales, y en 1953, gracias a su infatigable determinación, había más de diez mil puntos de venta Piaggio en todo el mundo, incluyendo América y Asia. Para entonces, los Vespa Clubs contaban con más de 50.000 miembros, todos ellos opuestos a la recién llegada Innocenti Lambretta. En 1951 se celebró el Día de la Vespa en Italia, en el que se reunieron más de 20.000 entusiastas. Montar en Vespa era sinónimo de libertad, ágil exploración del espacio y facilidad para el trato humano. El nuevo scooter se había convertido en el símbolo de un estilo de vida que dejó su impronta en la época: en el cine, la literatura y la publicidad, la Vespa aparecía incontables veces entre los símbolos más destacados de una sociedad que estaba cambiando.
En 1950, sólo cuatro años después de su debut, Hoffman-Werke fabricaba Vespas en Alemania; el año siguiente se abrieron sucursales en Gran Bretaña (Douglas, en Bristol) y Francia (ACMA, en París), en 1953 comenzó la fabricación en España por parte de Moto Vespa, Madrid, ahora Piaggio España, seguida inmediatamente por Jette, a las afueras de Bruselas. Se abrían fábricas en Bombay y Brasil, la Vespa llegaba a los Estados Unidos y su enorme popularidad atajo la atención del Reader’s Digest, que escribió un largo artículo sobre ella. Y ese mágico periodo era solamente el comienzo. Muy pronto se fabricaban Vespas en 13 países, comercializándose en 114, incluyendo Australia, Sudáfrica (donde se conocía como “Bromponie”, pony negro), Irán y China. Y empezaron a copiarla: el 9 de junio de 1957, Izvestia informó que iba a comenzar la fabricación en Kirov, URSS, de la Viatka 150 cc, un clon casi perfecto de la Vespa.
Piaggio había empezado muy pronto a ampliar su gama al sector del transporte ligero. En 1948, poco después del nacimiento de la Vespa, empezó la producción del camión Ape (en italiano, “abeja”) de tres ruedas, derivado del scooter, y el vehículo tuvo un éxito inmediato gracias a la amplia posibilidad de usos. Aparecieron numerosas versiones imaginativas de la Vespa, algunas de Piaggio, pero principalmente de sus fans, como por ejemplo, la Vespa Sidecar o la Vespa Alpha de 1967, desarrolladas por Alpha-Wallis para Dick Smart, el agente secreto de una película, y que podía circular por carreteras, volar en incluso utilizarse sobre o bajo el agua. Se habían construido algunos modelos de Vespa para el ejército francés, algunos para transportar especialmente armas y bazookas, y otros para poder ser lanzados en paracaídas junto con las tropas. Incluso el ejército italiano le solicitó a Piaggio un scooter paracaidista.
Mientras Lambretta empezaba a gozar de un relativo éxito, la Vespa era copiada e imitada de mil maneras: pero la exclusividad del vehículo garantizaba a Piaggio un largo periodo de éxito, tanto que en noviembre de 1953 se rebasó la frontera de las 500.000 unidades, seguida por la del millón en junio de 1956. En 1960 la Vespa rebasó la frontera de los dos millones, en 1970 los cuatro millones, y en 1988 los más de diez millones, convirtiéndose en un fenómeno único en el sector de las motos, y habiendo vendido más de 16 millones de unidades hasta la fecha.
Desde 1946 a 1965, año del fallecimiento de Enrico Piaggio, se fabricaron 3.350.000 Vespas solamente en Italia: una para cada cincuenta habitantes.
El “boom” de la Vespa y las diversas perspectivas de negocio de los hermanos Piaggio, con Enrico concentrándose en la movilidad individual ligera en Toscana y Armando en el campo aeronáutico en Liguria, hicieron que la empresa se dividiera. El 22 de febrero de 1964, Enrico Piaggio adquirió la participación de su hermano Armando en Piaggio & C. S.p.A., quien constituyó entonces “Rinaldo Piaggio Industrie Meccaniche Aeronautiche”
La Vespa 50 había aparecido el año anterior, 1963, tras la introducción en Italia de una ley que obligaba a que los vehículos de dos ruedas de más de 50 cc estuvieran matriculados. La nueva scooter no tenía que someterse a esta ley, y fue un éxito inmediato. En Italia, la venta de vehículos matriculados descendió un 28% en 1965 en comparación con el año anterior. Por otra parte, la nueva serie 50 de la Vespa, fue un gran éxito. La ligera Vespa fue una exitosa incorporación a la gama Piaggio, y aún se sigue fabricando. Actualmente se han construido casi 3.500.000 Vespas 50 en diferentes modelos y versiones, siendo la última la ET4 50 lanzada en otoño de 2000. Es la primera Vespa de 50 cc de cuatro tiempos, y posee un recorrido récord de 500 km con un depósito lleno.
La Vespa PX (125, 150 y 200 cc) es el mayor éxito de ventas de toda la historia de la Vespa. Es la “original vintage”, lanzada en 1977, ha vendido más de dos millones de unidades, y como tal, es la favorita entre los nostálgicos, pero también entre los jóvenes.
La Vespa también ha hecho carreras. Durante los años 50, participó habitualmente en Europa en las carreras (de velocidad y campo a través), así como en acontecimientos deportivos inusuales. En 1952, el francés Georges Monneret construyó una “ambiciosa Vespa” para la carrera París-Londres y logró cruzar el Canal de La Mancha montado en ella. El año anterior, Piaggio construyó un prototipo de Vespa 125 cc para las carreras de velocidad, y estableció el récord mundial de velocidad en un kilómetro, con una media de 171,102 km/h. La Vespa también alcanzó un gran éxito con su participación en los “6 Días Internacionales” de 1951 de Varese, en los que ganó nueve medallas de oro, siendo la mejor de las motocicletas italianas. Ese mismo año, Vespa hizo el primero de sus innumerables rallies: una expedición al Congo, que sería la primera de una serie de increíbles viajes en una scooter ideada en un principio para resolver los problemas del tráfico urbano e interurbano.
Giancarlo Tironi, universitario italiano, llegó al Círculo Ártico en Vespa. El argentino Carlos Velez cruzó los Andes desde Buenos Aires hasta Santiago de Chile. Año tras año, la Vespa fue ganando en popularidad entre los entusiastas de los viajes de aventura: Roberto Patrignani la condujo de Milán a Tokio; Soren Nielsen fue a Groenlandia; James P. Owen desde EEUU a Tierra del Fuego; Santiago Guillén y Antonio Veciana desde Madrid a Atenas; Wally Bergen hizo un “grand tour” por las Antillas; los italianos Valenti y Rivadulla viajaron por España; Miss Warral desde Londres a Australia ida y vuelta y el australiano Geoff Dean dio la vuelta al mundo. Pierre Delliere, Sargento del Ejército del Aire francés llegó a Saigón en 51 días desde París, atravesando Afganistán.
El suizo Giuseppe Morandi recorrió 6.000 km, gran parte de ellos por el desierto, en una Vespa que había comprado en 1948. Ennio Carrega fue desde Genoa a Laponia ida y vuelta en 12 días. Dos hermanos daneses, Elizabeth y Erik Thrane, periodistas, fueron hasta Bombay en Vespa. Y es imposible contar los numerosos europeos que han llegado al Cabo del Norte en sus Vespas.
Muy pocos saben que en 1980, dos Vespas PX 200 conducidas por M. Simonot y B. Tcherniawsky alcanzaron la línea de meta en el segundo rally París-Dakar. Henri Pescarolo, ganador cuatro veces de las 24 horas de Le Mans, ayudó al equipo francés reunido por Jean-François Piot. Y Vespa sigue viajando: en 1992 Giorgio Bettinelli, escritor y periodista, salió de Roma en Vespa, llegando a Saigón en marzo de 1993.
En 1994-95 recorrió en Vespa 36.000 km desde Alaska a Tierra del Fuego. En 1995-96 viajó desde Melbourne a Ciudad del Cabo, más de 52.000 km en 12 meses. En 1997 salió de Chile, llegando a Tasmania después de tres años y 150.000 km en su Vespa, habiendo atravesado las Américas, Siberia, Europa, África, Asia y Oceanía. En total, Bettinelli ha viajado 254.000 km en Vespa.
Los modelos de la nueva generación de ET, Vespa llena de estilo e inconfundible, extremadamente cómoda de conducir, con motores que apenas afectan al medio ambiente y frenos de disco, también se venden en las numerosas “Vespa Boutiques” diseminadas por Estados Unidos (más de 60 desde California a Florida y desde Hawai a Nueva York, habiéndose abierto las dos últimas en el SoHo y Queens). Tras regresar a los Estados Unidos en 2000 tras dejar el mercado en 1985 a causa de la nueva legislación sobre emisiones, que prohibía los motores de dos tiempos, Vespa ha sido un éxito inmediato de nuevo, y ha logrado una cuota de mercado del 20% en el pequeño (40.000 unidades anuales) pero creciente sector de las scooters. En el primer año, 2001, se vendieron 6.000, y más de 7.000 en 2002. Sin embargo, Vespa no es sólo un fenómeno de mercado. Forma parte de la historia social. En los años de la “Dolce Vita” la Vespa se convirtió en un sinónimo de scooter, los periodistas extranjeros describían Italia como “el país de la Vespa”, y el papel de la Vespa en la historia social, no solamente en Italia sino en el extranjero, se puede contemplar por su presencia en centenares de películas. Hoy en día, seguimos contando su historia. Audrey Hepburn y Gregory Peck en “Vacaciones en Roma” fueron los primeros de una larga serie de actores y actrices internacionales que han viajado en la scooter más famosa del mundo, en una filmografía que abarca desde “Quadrophenia” a “American Graffiti”, desde “El talento de Mr. Ripley” a “102 Dálmatas”, por no mencionar “Caro Diario”.
En sesiones de fotos, películas o en el plató, la Vespa ha sido la “compañera de viaje” para nombres de la talla de Raquel Welch, Ursula Andress, Geraldine Chaplin, Joan Collins, Jayne Mansfield, Virna Lisi, Milla Jovovich, Marcello Mastroianni, Charlton Heston, John Wayne, Henry Fonda, Gary Cooper, Anthony Perkins, Jean-Paul Belmondo, Nanni Moretti, Sting, Antonio Banderas, Matt Damon, Gérard Depardieu, Jude Law, Eddie Murphy y Owen Wilson.

1 comentario:

  1. Que excelente historia y que lindo conocer sobre la historia de la Vespa, son muy hermosas.

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