El diseño de la Capilla Real se inició en 1504, siendo trazada por Enrique Egas (1505-1517) siguiendo los deseos de austeridad de la reina católica. La Capilla Real fue construida en varias etapas, encontrándose varios estilos (Gótico, Renacentista y Barroco) y los más importantes artistas de cada momento. La Capilla tiene planta rectangular y cabecera poligonal, en alto se ubica la Capilla Mayor y en los laterales se encuentran cuatro capillas. Como los Reyes Católicos murieron antes de su finalización, en un principio fueron enterrados en el monasterio de San Francisco de la Alhambra. Cuando la Capilla Real fue terminada los restos de los Reyes Católicos fueron trasladados, siendo enterrados a su lado los cuerps de Felipe I El Hermoso y Juana I La Loca.
Puedes visitar la arquitectura y decoración del templo, los mausoleos reales y la cripta, el gran retablo mayor, las rejas, los retablos y las esculturas barrocas. La fachada plateresca es de Prada.
En el interior se puede visitar una colección de tablas flamencas que pertenecieron a la reina Isabel. El mausoleo de Felipe I y Juana La Loca es obra de Bartolomé Ordóñez, mientras que el de los Reyes Católicos es obra de Doménico Fancelli.
El retablo mayor es obra del borgoñés Felipe Bigarny. La crítica especializada ha señalado la intervención de Alonso de Berruguete en el Retablo Mayor y en la decoración escultórica del conjunto y de los pintores Alonso de Salamanca y Antón de Plasencia en el dorado del conjunto.
La reja plateresca es de Bartolomé de Jaén y los retablos-relicarios de Alonso de Mena.
La Capilla Real fue declarada Monumento Histórico Artístico (19/05/1884), teniendo la consideración de Bien de Interés Cultural.
Dª Isabel y D. Fernando decidieron el 13 de septiembre de 1504 que sus restos fuesen acogidos en Granada; para ello, crearon por Real Cédula la Capilla Real. Este nuevo lugar de enterramiento real supone construir, decorar y amueblar un edificio, crear una institución con personas, dotarlo económicamente; todo ello con las garantías jurídicas suficientes para su permanencia y vida; ahí se asientan simbolismos y mensajes. Todo esto es la Capilla Real de Granada, construida en gótico entre 1505 y 1517 y dedicada a los Santos Juanes, el Bautista y el Evangelista.
La pequeña historia de la Capilla es reflejo de la gran historia de España, lugar de historia de la Iglesia y espejo de la evolución artística y cultural. El edificio se construyó en estilo gótico entre 1505 y 1517. Un año antes de comenzar había muerto la Reina; el Rey, un año antes de terminar. Durante este periodo ya existía la institución Capilla Real con doce capellanes y un Capellán Mayor. Y la Capilla va recibiendo el precioso legado de los Reyes Fundadores: Pinturas, reliquias, libros, tapices y textiles, ornamentos y vasos litúrgicos.
El siglo XVI es el siglo de la plenitud de la Capilla Real; en él hay tres pasos: Su nacimiento con la creación en vida de la Reina y la construcción en vida del Rey. Se respira el espíritu medieval, resaltando la sobriedad del edificio y de toda la Institución subrayado por el deseo de la Reina que quiso ser sepultada «vestida en el hábito del bienaventurado pobre de Jesucristo San Francisco».
Sigue su florecimiento con el Emperador Carlos I. Se adorna el templo, se engrandece la Institución. Es el enterramiento de una dinastía, la aparición del renacimiento, la muestra humanista de la grandiosidad de la gesta histórica. Termina con Felipe II: se mantiene y afirma un legado, pero se le cortan las alas. El Escorial y Simancas son ahora los proyectos de futuro: allá son trasladados la mitad de los restos reales y la librería de la Capilla.
Los primeros cincuenta años del siglo XVII no ofrecen novedad en la Capilla. Se preludia una decadencia que durará toda la segunda parte de este siglo y la primera mitad del XVIII. Cuando hoy observamos la Capilla encontramos nuevas riquezas de esos dos periodos. El templo se ornamenta al gusto barroco. A los cambios artísticos hay que añadir la profunda crisis económica atravesada por la Institución; se traduce en constantes disminuciones de personal, tanto de capellanes como de servicio.
Mediado el siglo XVIII hay un nuevo resurgir de la Capilla. Identificándose con el sentido originario de la Fundación, Fernando VI se propone recuperarlo; en las nuevas constituciones ordena: «Restablecer en lo posible las decadencias de mi Real Capilla de Granada, y sus bienes dotables, y que en ella se perpetúe más decorosa la memoria de los Señores Reyes Católicos, sus gloriosos fundadores».
El final del XVIII y la primera mitad del XIX trae nuevas turbaciones a la Institución. Están ligadas a cambios políticos, a dificultades económicas y a la profunda modificación de las relaciones Iglesia-Estado. El régimen liberal terminó con el régimen de Patronato y con los fundamentos originales de la Institución que pasa a ser una entidad totalmente eclesiástica. Únese a todo ello el envejecimiento del edificio.
Cierta estabilidad trajo el Concordato de 1851 al que siguió un Decreto Real de reorganización de las Capillas Reales. Isabel II, que visitó la Capilla en 1862, impulsa un nuevo ordenamiento. Con la Restauración se consigue un nuevo equilibrio y nace el interés por la investigación histórica, por la restauración artística, por lo museístico. Se manifiesta esta orientación desde los años del IV Centenario de la capitulación de Granada y el descubrimiento de América. Quedan como fruto de este periodo las primeras publicaciones científicas sobre la Capilla y sus fondos artísticos.
Ya en el siglo XX crece el interés historiográfico y artístico, archivístico y musical por la Capilla. Por Real Decreto de 1913 es creado el museo capitular. Va cobrando importancia el fenómeno turístico. Aparecen nuevos estudios. Se resalta el significado espiritual de la Capilla para la conciencia hispánica. El Concordato de 1953 no cambia el régimen de la Capilla establecido en 1851. Pero a partir de mediados del siglo pasado crece enormemente tanto el interés turístico como los estudios sobre la Capilla. La proyección internacional se ve apoyada con ello y con la salida de algunas de sus obras para exposiciones en el extranjero, valorándose especialmente la colección de pintura flamenca.
En los últimos años, las intervenciones de restauración del inmueble y de sus fondos son constantes. Sobresalen la nueva presentación de la Lonja y de la Sacristía-Museo y la restauración del Retablo mayor. Para estas obras se ha contado con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de la Fundación CAJA MADRID. Su generosa aportación, unida a las de otras entidades privadas y públicas, ha completado la continua inversión del Cabildo de la Capilla Real.
En los últimos años la Capilla aparece como una importante imagen de la Iglesia y Ciudad de Granada. Entre sus numerosos visitantes unos se acercan con interés turístico, otros buscan una fuente de sentido y valor; entre éstos muchos hispanos de ambos lados del Atlántico. El interés que suscita la figura de la Reina Católica polariza en muchos este sentido espiritual de la visita de la Capilla Real. El Cabildo que la sirve es consciente del depósito histórico, artístico y religioso que ha recibido y lo procura mantener, restaurar y transmitir.
MEDINA DEL CAMPO
13 DE SETIEMBRE
Carta de privilegio
de los Reyes Católicos
para la erección
de la Capilla Real de Granada
"Porque es cosa razonable a todo católico cristiano y cristiana, y mucho más a los reyes y príncipes
-de quien los otros han de tomar ejemplo- que, además de hacer todo el bien que pudieren en su vidas, provean cómo, después de su fin, se digan por sus almas misas, sacrificios y otras oraciones, especialmente en las capillas donde fueren sepultados por que Nuestro Señor haya misericordia y piedad de sus almas y les perdone sus pecados. Por ende, nos, considerando y deseando ésto, acordamos elegir y señalar iglesia y capilla donde, cuando la voluntad de Nuestro Señor Dios fuere de llevarnos de esta presente vida, sean nuestros cuerpos sepultados; en la cual se digan las misas, sacrificios, aniversarios y otros oficios divinos y oraciones.
Primeramente mandamos que, en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora Santa María de la O de la ciudad de Granada, se haga una honrada capilla.
Y ha estar en la dicha nuestra capilla el Sacramento de la dicha Iglesia Mayor delante del cual han de arder perpetuamente para siempre jamás día y noche un cirio de cera y dos lámparas de aceite"
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