sábado, 2 de febrero de 2013

UNA FAMILIA ADMIRABLE

Acabo de ver una noticia,un articulo,que me ha dejado impresionado,porque los protagonistas de esta historia resuman generosidad,valentía y amor por todos lados.Desde aquí quiero manifestar mi mas amplia enhorabuena a esta familia y a esta niña. Os lo cuento.
Rosario Guette tiene síndrome de Down y fue adoptada hace cinco años por una familia tucumana que, tras haber perdido a otro hijo con Síndrome de DOWN a causa de leucemia y tener hijos biológicos, decidió apostar nuevamente por la adopción al considerarla una “experiencia de amor maravillosa”. Fernanda Fonzo: “Yo creo que todo es un acto de amor. Mi hija de 16 años me dice que va a escribir conmigo un libro de personas valientes y yo le digo que hoy en día animarse a vivir ya exige una cuota de valentía”, explicó Fernanda Fonzo en una entrevista con Télam donde cuenta cómo fue la decisión de volver a criar a una nena con Trisomía 21. Ahora, junto con Sergio, su marido, son una familia numerosa; Candelaria de 16, Felipe de 10, Rosario de 5 y Benito, de 3 y no descartan una tercera adopción de otro bebé con síndrome de Down ya que están convencidos de que es una experiencia “espectacular”.
“Desde novios era una posibilidad adoptar. Teníamos una hijita y siempre habíamos pensando en una familia grande y no venia otro pequeño y yo no quería hacer tratamientos”, relató y añadió que “siempre pensando que de manera natural o por elección podía llegar un hijo especial”. “Cuando fuimos al equipo de adopción nos preguntaron si estaba dentro de nuestras expectativas adoptar un nene con Down y no lo dudamos. Así llegó Eduardito, tenía 6 meses cuando lo adoptamos y conocerlo fue un amor de conquista permanente,-reconoció- al tiempo quedé embarazada de Felipe, ellos se llevaban poco tiempo y se hicieron inseparables”. Fonzo recordó los primeros pasos de esa adopción. Charlas, trámites y un aprendizaje mutuo: “Al principio fue aprenderlo todo; cómo tratarlo, hacer la estimulación, en casa participar de juegos con sus hermanos. Aprender a tener paciencia, porque ellos tienen sus ritmos, su tiempos y animarnos a vivir de fiesta porque cada cosa que logran es una fiesta y aprendimos a disfrutarlo”.
“La adopción de Eduardo cambió a la familia para bien, nos enseñó a vivir de otra manera y a valorar el esfuerzo cotidiano. “Nos abrió el corazón a otras realidades y mis hijos se acostumbraron a vivir de manera natural con otros chicos con síndrome de Down”, explicó. El matrimonio y ya sus tres hijos se fueron a vivir a Mendoza y fue ahí cuando Eduardito se enfermó. Le dieron el diagnóstico en un par de semanas y confirmaron que tenía leucemia de Cromosoma Filadelfia. “No sabíamos que los chicos con Down podían tener predisposición a ciertos tipos de enfermedades como tiroides o del corazón pero él siempre estuvo sano y muy bien. Cuando falleció nos quedó el dolor de su partida, de su ausencia, pero por otro lado la experiencia inolvidable y el deseo de intentarlo de nuevo porque lo de Eduardito fue tan especial que quisimos repetirlo”, afirmó emocionada Fonzo.
Fue en ese momento de tanto dolor que la pareja decidió volver a apostar por la adopción. Ahora ya no desde el descubrimiento sino desde la convicción que lo que elegían era una experiencia de amor. Tres años después llegó Rosarito a la familia Guette. “Tuvimos mucha esperanza, confianza y fe en Dios. Cualquier hijo puede tener una enfermedad, de hecho Rosarito tiene dos cardiopatías. Yo siempre pienso que todo niño merece tener una familia y si uno está abierto a dar y recibir el amor de estos niños, no hay que privarse de eso”, explicó Fernanda.Rosario lleva una vida normal. Va al colegio parroquial El Salvador que es la primera vez que hace integración, y asiste a la fonoaudióloga, terapia ocupacional y a la psicopedagoga. También empezó a tomar clases de Danza. Tanto Fernanda como Sergio se saben valientes pero no locos. Entienden que el compromiso de amor con un hijo excede prejuicios y consideran que el camino elegido tiene más que ver con eso que con una aventura. Sin embargo, y pese al apoyo de la familia cercana, muchas personas los cuestionaron por la decisión de volver a adoptar un niño con Down. La respuesta de Fernanda fue contundente: “No hay razones para el amor, con el amor no se negocia, se entrega naturalmente. Lo que nos pasó puede pasar en cualquier circunstancia y yo lo que digo es que no hay que tener miedo a entregar amor, si uno lo hace todo con amor todo lo demás vendrá por añadidura”.

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