ENRIQUE VII |
Se cuenta (aunque no hay constancia de ello) que esta nueva amistad fuese el motivo de un cambio en la forma de actuar del monarca, que llega a pasar largas temporadas en su castillo disfrutando de multitud de espectáculos lúdicos, jugando y apostando en infinidad de juegos de azar. Juan de Lepe llegó a ostentar diversos cargos en la Corte: siendo amigo y confidente personal del Rey, bufón, juglar, comensal y compañero de juegos, pasando largas jornadas acompañando a Enrique VII.
Uno de esos días en que compartían juegos, Enrique VII le propone a su amigo Juan una partida de cartas en la que la apuesta cambiaría radicalmente la vida del lepero: el Rey se jugaba las rentas del Reino y su titularidad regia durante todo un día natural.
El resultado de esta partida de naipes fue la victoria para el marinero lepero, el monarca inglés cumplió la palabra dada, otorgándole desde ese momento el título de Rey de Inglaterra durante un día, poniendo a su disposición las riquezas del Reino, a pesar del traspiés del Rey el marino lepero siguió disfrutando de su confianza y amistad.
Juan de Lepe en su día de reinado, parece que aprovechó la oportunidad que le brindaba su suerte y tomó para sí derechos, prebendas y cuantiosas sumas de dinero, asegurándose de poder disfrutar así de un próspero futuro, ya que tenía claro su corto y efímero periodo de reinado. A partir de ese momento, Juan de Lepe fué conocido por cortesanos y plebeyos como "El Pequeño Rey de Inglaterra" o como decían por aquellas tierras "The Little King of England".
Disfruta unos años de su espléndida fortuna en la rubia Albión y con el permiso de su amigo y protector el Rey Enrique VII, el intrépido marino decide regresar a su Lepe natal donde disfruta de años de una buena vida gracias a su riqueza traída desde Inglaterra, donando buena parte al convento franciscano de Nª Sª de la Bella para asegurarse segúramente un rincón en la gloria y una sepultura en dicho convento, dejando muy claro en su testamento la obligatoriedad de que se escribiera en la lápida de su sepulcro el relato de su vida en las lejanas tierras inglesas.
RUINAS DEL CONVENTO FRANCISCANO DE LEPE |
"En la Iglesia de este convento (Nª Sª de la Bella) aún se ve el sepulcro de cierto Juan de Lepe, nacido de baja estirpe del dicho Pueblo de Lepe, el cual como fuese favorito de Enrique VII rey de Inglaterra con él comiese muchas veces y aún jugase, sucedió cierto día ganó al rey las rentas y la jurisdicción de todo el reino por un día natural, de donde fue llamado por los ingleses el pequeño rey. Finalmente, bien provisto de riquezas y con permiso del Rey volvió a su patria nativa y allí después vivió algunos años rodeado de todos los bienes y elegido su sepultura en esta iglesia, murió. Sus amigos y parientes grabaron esta historia en lugar de epitafio, la cual quise yo, aunque no parece a propósito de esta Historia, dejarla como recuerdo de este lugar".
Al igual que esta fuente que da fe de estos hechos históricos, existen algunas otras aunque poco conocidas y la vida de Juan de Lepe cayó en el olvido. Pero hoy se conserva un objeto de incalculable valor histórico y sentimental en la localidad, se trata de la Corona Real de Enrique VII que realizada en plata grabada a fuego con esmaltes, este fue un presente de Juan de Lepe a su venerada Virgen de la Bella.
Esta corona la luce la sagrada imagen de Nª Sª de la Bella todos los años por el mes de mayo en su romería, durante unos días vuelve al paraje donde estuvo durante cuatro siglos en el convento franciscano en las cercanías del puerto del Terrón (Lepe).
Curioso relato ¿verdad?. Se trata de una parte de la historia de Lepe, completamente desconocida para el gran público, poco estudiada y difundida por historiadores debido a la dificultad de encontrar fuentes escritas sobre la interesante vida de este lepero singular en tierras inglesas. Juan de Lepe, un ejemplo del carácter lepero, emprendedor y atrevido, capaz de hacer amistad sincera hasta con un Rey
No hay comentarios:
Publicar un comentario