miércoles, 28 de enero de 2015

VA DE ANIMALES: EL BUITRE LEONADO.

El Buitre Leonado es de mayor tamaño que un águila, con unas alas que pueden llegar hasta los 260 cm de amplitud. Cuando vuela, sus alas parecen tablas, y las bate con las primarias abiertas y desplegadas, el cuello recogido y la cola corta.
El buitre leonado o Gyps fulvus es una especie de ave accipitriforme . Es un ave espectacular y siempre muy buscada para ser fotografiada, una de las aves rapaces más grandes de la península ibérica. La subespecie de la península ibérica es la Gyps fulvus fulvus .
Aunque no está en grave peligro de extinción o al menos no tan amenazada como otras rapaces u otras aves debemos entender que su protección es necesaria para la supervivencia de este animal, sino seguramente sería cazada sin piedad. Además la alteración de sus costumbres, hábitat o alimento también la pueden extinguir. Puede llegar a tener una envergadura de más de 2,5 metros y pesar hasta 10 kilogramos. El plumaje del buitre leonado destaca por ser mayoritariamente ocre o marrón, tienes unas plumas que son de aspecto “leonado” en la parte anterior de las alas. El cuello y la cabeza tienen un plumaje muy fino, corto y de color blanco.
El pico es de color gris oscuro o negro y con forma de gancho como el resto de las rapaces preparado para la ardua tarea de desgarrar músculos, tejidos, tendones o huesos de la presa.
Los dedos del Gyps fulvus son grandes y grises; las garras cortas, los dedos además no son tan fuertes como los de otras rapaces seguramente porque no lo necesitan ya que no suelen cazar o matar a su alimento.
El buitre es un planeador nato, que apenas bate sus alas, ganando altura rápidamente con sólo imperceptibles movimientos de la cola. Desde el suelo arranca dándose un impulso.
Junto con el buitre negro, el quebrantahuesos y el alimoche (en verano), es una de las pocas especies de buitres que pueden verse en Europa, pues se le puede encontrar en el Principado de Andorra, España, Portugal, zonas aisladas de Francia (donde ha sido reintroducido) e Italia, buena parte de los Balcanes y Crimea.
El resto de su distribución abarca varias partes de África septentrional y Asia occidental, desde Turquía, Arabia y el Cáucaso hasta las estribaciones del Himalaya y el noroeste de la India.
En España se ha estimado una población en el año 2008 de 25.000 parejas, con las mayores concentraciones en Castilla y León, Aragón y Andalucía (con porcentajes del 24, 21 y 12 respectivamente). Destacan las colonias de las Hoces del río Duratón (566 parejas), Hoces del río Riaza (402 parejas), Arribes del río Huebra, (349 parejas). y las poblaciones del Cañón del río Lobos, del Valle del Rudrón, Alto Jalón, Campo Taranz, parameras de Maranchón, altos de Barahona, y del parque natural del Alto Tajo.
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas, aunque en el llano cualquier cantil vertical o extraplomado de más de 50 metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso. En las zonas montañosas recortadas por profundos valles en los donde se producen brisas ascendentes y anabáticas producidas por el calentamiento de las laderas orientadas al sol.
Forma colonias en los cortados, los acantilados y las paredes rocosas, independientemente de que éstos se hallen en macizos montañosos o en zonas altitudinalmente bajas. Suele hallarse en las repisas de los cantiles hacia el amanecer, a la espera de que el sol caliente el aire y se formen las corrientes térmicas sobre las que planear. De este modo el buitre vuela a lo largo de todo el día sin apenas gastar energía. Al atardecer regresa a la buitrera para descansar.
Cuando el día es térmico, al amanecer, suelen verse en los bordes de los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de que haga el calor suficiente para poder ganar la altura suficiente para rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y noroeste, horas en las que se empiezan a producir las ascendencias restitutivas, y aprovechando de las distintas condiciones aerológicas han podido recorrer centenares de kilómetros, y dependiendo de la bonanza aerológica de la jornada pueden sobrevolar el llano o sólo mantenerse sobre los relieves montanos, siendo grandes conocedores no sólo del vuelo ascendente sino de las rutas y los vientos apropiados a las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el huevo cuando es época y sacan adelante a sus crías.
El buitre leonado es un ave planeadora más que voladora, pues apenas mueve las alas en el aire, permaneciendo cernido en las altas corrientes durante las horas de más calor del día. Prefiere levantarse sobre corrientes ascendentes que se corresponden con fenómenos aerológicos como la convectividad térmica, ascendencia dinámica o termodinámica, la convergencia de brisas, la restitución, la onda de montaña o las cuñas de aire frío de carácter meteorológico que levantan grandes masas de aire caliente, pasando horas volando entre alturas de 1.800 a 3.500 metros sobre el nivel del mar, aunque en días excepcionales puedan llegar a los 6.000 metros sobre el nivel del mar y recorriendo desde 50 kilómetros a 300 kilómetros dependiendo de la potencialidad convectiva del día, a la búsqueda de animales muertos (especialmente grandes mamíferos) de los que alimentarse. Cuando planea, suele manterner las alas un poco por encima de la horizontalidad y los planos de sustentación algo arqueados.
Se alimenta de carroña, la mayoría de las veces en franca descomposición y otras en fase incipiente. Su potente vista localiza cualquier cadáver en las cercanías, y cuando desciende para alimentarse (formándose entonces aglomeraciones importantes de buitres, de forma muy rápida, donde no faltan las peleas por las mejores tajadas), introduce sin problemas su cabeza y largo cuello, provistos únicamente de un plumón corto en el que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. Todo el día lo pasan colgados a enormes alturas, donde son invisibles al ojo humano, lanzándose hacia abajo con las alas semirrecogidas y las plumas crepitando. Cuando uno desciende, los demás le imitan. Dada la escasez de grandes ungulados en Europa como ciervos, gamos o muflones debido a la caza y la desaparición de los bosques, las carroñas dejadas por los pastores constituyen una parte importante de la dieta de este animal.
El tiempo de celo empieza en diciembre y termina en abril.
Antes del apareamiento, el macho corteja a su hembra de forma grotesca y primaria. Las parejas vuelan unidas realizando pasadas rápidas sobre la cornisa donde próximamente nidificarán. Incuban en acantilados llamados "buitreras", que datan de tiempos inmemoriales.
Ambos sexos participan en la construcción del nido, elaborado con palos, paja y pelo. Ponen a finales de enero. La incubación del único huevo dura unos 52 días y está a cargo de ambos progenitores, que se turnan a intervalos de 24 ó 48 horas.
El polluelo crece a un ritmo bastante lento, pero constante. Al contrario que otras aves, si no recibe la cantidad precisa de alimento, no puede retrasar su crecimiento y muere de inanición. Las crías emprenden su primer vuelo hacia el mes de julio, pero siguen manteniéndose una temporada cerca del nido hasta que creen que ha llegado el momento de independizarse. A los cuatro o cinco años de edad se aparean por primera vez.
Aunque no se considera una especie especialmente amenazada, el Buitre Leonado es un ave protegida en varios países. En otros tiempos los ganaderos los perseguían y mataban por considerarlos aves de mal agüero, que amenazaban al ganado próximo a parir. En España se considera fuera de peligro, aunque está catalogado como especie "de interés especial" desde 1990, es decir que merece una atención particular en función de su valor científico, ecológico, cultural o por su singularidad. Los principales factores de amenaza sobre la especie son: el envenenamiento por comer cebos envenenados colocados en el campo ilegalmente por cazadores o ganaderos para el control de depredadores; la falta de alimento por la escasez de muladares y la obligación retirar el ganado muerto por normativas de la UE (sobre todo a partir de la crisis de las vacas locas); las molestias en las colonias de cría por escaladores; y excursionistas que provocan fracasos reproductivos.
La caza ilegal no tiene la importancia que tuvo en el pasado. Además amenazan el hábitat del Buitre Leonado construcciones de infraestructuras (pistas forestales, caminos, rurales, cortafuegos, diques), urbanizaciones y las talas y aclareos abusivos en época de cría y en las zonas cercanas a las buitreras.

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