Gary Turner, nacido hace 41 años en Caistor, Lincolnshire, Gran Bretaña, sufre un raro trastorno hereditario, el Síndrome de Ehlers-Danlos, que permite a sus tejidos un máximo estiramiento.
Gary decidió muy pronto aprovechar su desorden genético para ganarse el pan: su primer empleo ha sido en "El Circo de los Horrores". Ahora presenta en Londres su espectáculo en el grupo Familia Real de Gente Extraña, donde ha batido varias veces sus propios récords, uno de los cuales fue estirar la piel de su estómago hasta 15,8 centímetros para competir por el Guinness, en 1999, y ganar "¡...sin sentir el menor dolor!", jura Gary.
Tanto su nombre artístico ("Gary Stretch") como su eslogan ("el hombre de la piel más elástica del mundo") son bastante obvios. Es menos obvia —y menos conocida— la parte mala del asunto, ya que el Síndrome de Ehlers-Danlos suele facilitar casos de equimosis (lesiones subcutáneas, moretones, etc.) y dañar los vasos sanguíneos.
Su médico personal, quien sigue constantemente al "campeón de la dérmis flácida", ha sido entrevistado por Discovery. Dice que la rara enfermedad de Gary procede de una anomalía del colágeno. "El colágeno", explicó, "es el cimiento del cuerpo, es la sustancia que le da estabilidad a las articulaciones y a la piel. Como resultado de una deficiencia del colágeno ésta se torna muy flexible. Es tan poco frecuente y rara que muchos pacientes no reciben diagnóstico, sus médicos los consideran hipocondríacos"
Existen variantes más graves de la enfermedad, en las que las articulaciones de la persona se debilitan y hasta pueden causar la ruptura de órganos internos o válvulas cardíacas anormales. Gary no considera a su piel fofa una discapacidad. Más bien lo contrario. Una de sus gracias favoritas es convertir la piel de su abdomen en una tabla para posar sobre ella tres pintas de cerveza.
Mientras sostiene los colgajos de su piel con pinzas sujeta-papeles, Gary dice, orgulloso: "Mi piel es fina como el papel, es dos veces más delgada que la piel normal". Notó que algo no iba bien con su epidermis a los 4 años. Pero a los 10, cuando un tío comenzó a tirar de ella para divertir a sus amigos, supo el tipo de extrañas reacciones que su piel podía causar.
El síndrome le permite mayor movilidad articular, que ocasionalmente causa de artritis prematura. Mientras los médicos le advierten que en algunos años su piel será mucho menos flexible, él se pregunta cuán ajado quedará su rostro de tanto jugar con clips o broches, como los que prendió a su cara para ganar el Récord Guinness.
La sintomatología clásica de este desorden genético afecta a 1 de cada 100.000 personas y hasta la fecha no existe ningún tratamiento específico que modifique la evolución natural de la enfermedad, aunque el médico especialista puede indicar fisioterapia y otras técnicas para lograr una rehabilitación.
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