lunes, 8 de abril de 2013

UN SUCESO INCREIBLE PERO REAL

Un hombre que al parecer circulaba bajo los efectos del alcohol, fue obligado a parar por la Guardia Civil en un control rutinario de alcoholemia. Mientras la patrulla le estaba pidiendo la documentación, se produjo un accidente leve a escasos 300 metros del lugar, lo que obligó al agente a alejarse unos minutos.
Aprovechando el momento, el conductor borracho se dio a la fuga, llegó a su casa, metió el coche en el garaje, cerró el garaje con llave y le dijo a su mujer que, si alguien preguntaba, dijera que él había estado toda la noche en casa y que no había salido para nada.
Unas dos horas después, la policía se presentó en su domicilio. El conductor borracho y su mujer dijeron que no habían salido de casa en toda la noche, pero la policía les pidió que les indicaran dónde guardaban el coche. Cuando abrieron el garaje, apareció dentro el coche patrulla, con las luces superiores todavía encendidas. El hombre lo había confundido con su propio vehículo debido a su extremo estado de embriaguez.

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