domingo, 14 de abril de 2013

CUENTO: LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Érase una vez un labrador tan pobre, pero tan pobre, que no tenía ni siquiera una vaca. Se le consideraba el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de sus suerte, apareció un enanito que le dijo:
“Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro”.
El enanito desapareció si más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral.
Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.
Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la aldea. Sin embargo, una desmedida avaricia hizo presa su corazón y pensó:
“¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y encontraré la mina de oro que lleva dentro”. 
Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de su avaricia tan desmedida que tuvo, este aldeano perdió toda la fortuna que tenía.

La moraleja de la gallina de los huevos de oro, explica que la ambición desmedida nunca te llevará a nada bueno, da gracias por lo que tienes y lo que recibes.

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