sábado, 2 de marzo de 2013

OFICIOS DESAPARECIDOS: EL SERENO

El origen de los serenos obedece a la necesidad de proteger a las personas y cosas durante la noche habiendo dependido tradicionalmente de las autoridades locales que ya regularon su funcionamiento de manera pormenorizada hace más de 150 años. Para acceder a este trabajo se exigía estrictas condiciones personales prohibiéndoseles "tener tienda o taberna" y debiendo depositar "cincuenta pesos para responder de las faltas que pudieran cometer en el desempeño de su cargo" (Reglamento Irún 1.863).
Hace ciento treinta años su salario era de ocho reales diarios abonándoseles además "doscientos veinte y un reales por el coste del aceite que consuma durante el año en la linterna". No tenía derecho a pensión de jubilación o retiro salvo que tuvieran que dejar el servicio" por herida causada a mano airada en acto de desempeño de sus obligaciones en cuyo caso se les podrá asignar hasta la tercera de su salario".
Los ayuntamientos proveían a cada sereno de capote, chuzo, farol, canana, gorra, pito y matraca para casos de incendio, así como en algunos casos de pistola. Debían anunciar "las horas y el estado de la atmósfera con voz clara en toda su demarcación empezando media hora después de que saliera a rondar". En muchos casos acompañaban estas informaciones con un "¡Ave María Purísima!".
Los reglamentos de la época eran muy precisos sobre lo que debían hacer cuando "advirtiesen que se halla abierta la puerta de alguna casa o ventana de alguna tienda o si recelasen que se estaban cometiendo algún robo o notasen incendio en algún edificio".
También debían actuar "si sintiesen algunos ladridos de perros u otros gritos o ruidos extraordinarios que pudieran turbar el descanso de los vecinos". Asimismo debían evitar "que se viertan aguas a las calles" y "bajo ningún pretexto podían entrar en casa alguna ni aún en la propia durante las horas de servicio excepto en los casos de incendio ni detenerse a conversar con gentes distrayéndose de su encargo especial que es el de vigilar su demarcación".
 Hoy quedan muy pocos serenos, aunque en algunos casos, como en Valencia, han vuelto a entrar en servicio hasta sesenta con un función entre folclórica y de atención a los noctámbulos.

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