Su reinado es el más corto de la historia de España, apenas ocho meses, y posiblemente por ello este monarca, hijo de Felipe V y María Luisa de Saboya, es un grandísimo desconocido en nuestra historia pues son muchos los que ignoran que en España hubo un rey de nombre Luis que fue el primero, y único hasta el momento, de su nombre.
Bisnieto del Rey Sol, Luis XIV de Francia, el primogénito de Felipe V fue el primer monarca de la Casa de Borbón que nació en España, en concreto en Madrid en agosto del año 1707, en plena Guerra de Sucesión mientras su padre peleaba, con suerte dispar, por el trono frente al archiduque Carlos de Habsburgo y sus aliados. El 7 de abril de 1709 Luis fue jurado como Príncipe de Asturias por las Cortes convirtiéndose en heredero legítimo de la corona que con sangre estaba ganando su padre. Cinco años después perdió a su madre María Luisa y la segunda esposa del rey Felipe, la ambiciosa Isabel de Farnesio, no parece que le tuviera en demasiada estima, básicamente porque tanto Luis como sus hermanos tenían garantizada la sucesión a la Corona de España dejando a los hijos de la Farnesio en un segundo plano. Aún así, el primogénito de ésta Carlos llegaría a reinar con el nombre de Carlos III y sería uno de los mejores monarcas de la dinastía. La infancia del prícipe fue más bien triste y solitaria, cosa por otro lado habitual en los hijos de la realeza, y los cada vez más frecuentes ataques de melancolía de su padre, individuo depresivo desde la adolescencia, no le facilitaron las cosas.
Puede decirse que creció sin el calor de sus progenitores. Su tutela quedó a cargo de la princesa de Ursinos quien lo educó de forma severa y estricta convirtiéndose el joven Luis en un muchacho melancólico, discreto y amante de la soledad. Tal vez por eso el pueblo llano le tuviera tanto cariño y comenzara a llamarle el Bien Amado.
En cuanto a los motivos que llevaron a Felipe V a abdicar, por un lado hay que decir que la salud mental del monarca no era la mejor ya que atravesaba períodos críticos en los que alteraba completamente su ritmo de vida y el de la Corte y no era raro que convocara a sus ministros a altas horas de la madrugada para después pasarse el día en la cama.Pese a todo, cuando se encontraba bien, Felipe V era un hombre trabajador, preocupado por los asuntos de estado y por gobernar. Si bien es cierto que sus habituales depresiones tuvieron algo que ver, fueron el fracaso de su política italiana, auspiciada por Isabel de Farnesio y su favorito el ministro Alberoni y sus aspiraciones al trono francés los motivos últimos que le llevaron a renunciar a la corona en favor de su hijo.
La política española le cansaba y la falta de éxitos exteriores terminó por hastiar a un monarca que en secreto anhelaba ceñirse la corona de Francia y más cuando el trono lo ocupaba su sobrino, el débil e impopular Luis XV, también llamado en los inicios de su reinado el Bien Amado. Por el Tratado de Utretch (1713) Felipe había renunciado a sus derechos sobre el trono francés en tanto en cuanto fuese rey de España.
Ante la sorpresa general el 10 de enero de 1724 Felipe V abdicaba en su hijo Luis que pasaba reinar como Luis I de España a la temprana edad de 17 años. Su reinado es difícil de valorar por breve aunque es posible discernir detalles como un descenso en la influencia francesa en la corte y unos tímidos intentos por reorientar la política exterior hacia los dominios americanos dejando de lado Italia y el Mediterráneo.
No en vano era en el Nuevo Mundo donde España mantenía su Imperio intacto y con él su influencia en Europa y el mundo. En cualquier caso Luis I reinó pero no gobernó, al menos no en solitario, ya que su padre y su madrastra supervisaban todas las decisiones que se tomaban en la nueva Corte desde su residencia y corte alternativa en La Granja de San Ildefonso y es que a Felipe no le resultó tan fácil renunciar al gobierno de España pese a sus anhelos franceses.
Luis estaba casado con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, hija de Felipe de Orleans, desde 1722. Cuando contrajeron matrimonio, tenía él quince años y ella doce. Luisa Isabel, como reina, se hizo acreedora de fuertes censuras por su conducta extravagante. Sin embargo, cuando el joven rey enfermó de viruela en agosto de ese mismo año, lo cuidó solícitamente, exponiéndose al contagio, como así ocurrió aunque con distinto desenlace al de su esposo. A los siete meses de haber ascendido al trono el monarca murió de viruela en Madrid el 31 de agosto de 1724, con diecisiete años recién cumplidos.La prematura muerte de su primogénito y heredero obligó a Felipe V a volver a ocupar el trono en el que se mantuvo hasta su muerte en 1746 convirtiendo el suyo en el reinado más largo de la historia de España en contraposición al de su hijo. Tras él aún reinarían dos hijos suyos: Fernando VI y Carlos III.
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